Futuro de la profesión sanitaria
Profesionales del mañana

¿Cómo serán los sanitarios del futuro?

Personalización, especialización, cooperación, inteligencia artificial… Estos son algunos de los conceptos que suenan en las predicciones de los analistas. Radiografiamos el sector en busca de respuestas.

Víctor Farradellas | Periodista

La profesión sanitaria está evolucionando a gran velocidad, al ritmo de los cambios que se operan en distintos ámbitos de la sociedad. Los profesionales sanitarios han sido testigos y protagonistas del desarrollo en los métodos diagnósticos, los tratamientos y los avances tecnológicos en las últimas décadas. Un escenario cambiante que afecta a diversas generaciones de profesionales. Ante un escenario de incertidumbre, ¿podemos vislumbrar como serán los profesionales sanitarios del futuro?

Una buena herramienta para hacer una predicción de cómo trabajarán los sanitarios del futuro consiste en ver cómo están desarrollando su labor hoy y a qué retos se enfrentan. Para hacer esta radiografía del sector sanitario actual podemos tomar los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Según este organismo autónomo, el número de profesionales sanitarios colegiados en España llegó a 923.207 en 2021, un 2,8% más que en el año anterior. Los datos también muestran la preeminencia de mujeres en la profesión: ellas son 633.941 por 289.266 hombres. En el año 2021 había más mujeres colegiadas que hombres en 13 de las 15 profesiones analizadas. Los colectivos con mayor porcentaje de mujeres fueron los de logopedas (el 93,5% eran mujeres), terapeutas ocupacionales (90,4%) y enfermería (84,2%).

Sanitarios colegiados según profesión

Por tanto, una primera conclusión que podemos extraer es que en un futuro próximo la mayoría de profesionales sanitarios serán mujeres. En concreto, el 70% de los nuevos médicos son mujeres, lo cual supone una novedad respecto a generaciones anteriores. Tanto en el campo práctico como en el investigador, la preeminencia femenina en la profesión puede traer nuevas metodologías y formas de liderazgo en el sector.

Si analizamos los datos del informe del INE en detalle, vemos que, dentro del grupo de profesionales sanitarios, el colectivo mayoritario es el de enfermeros (330.745, un 35,83% del total), seguido del de médicos (283.811, un 30,74% del total) y del de farmacéuticos (78.128, un 8,46% del total). Si comparamos estos datos con los del año anterior, vemos que en 2021 se colegiaron 7.619 nuevos médicos, 5.727 nuevos enfermeros y 1.307 nuevos farmacéuticos. Es significativo observar que el mayor incremento de profesionales respecto a datos anteriores se dio en biólogos con especialidad sanitaria (625, un 16,6% de tasa de variación respecto a 2020), terapeutas ocupacionales (6.782, un 15,5% de tasa de variación respecto a 2020) y podólogos (9.049, un 9,9% de tasa de variación respecto a 2020).

Otro dato interesante que ofrece el INE es la proporción de profesionales sanitarios colegiados por edad. Los mayores porcentajes de profesionales sanitarios menores de 45 años se encontraron en terapeutas ocupacionales (91,1%), fisioterapeutas (81,0%) y podólogos (72,9%). Por el contrario, la profesión sanitaria con la tasa más baja de menores de 45 años es la de medicina. Es más, en este colectivo se da el mayor porcentaje de profesionales mayores de 60 años (un 21,8%).

Profesionales sanitarios colegiados por edad

 

Cambio generacional

Estos datos arrojan otra evidencia: en pocos años la profesión médica se enfrentará a un cambio generacional, ya que habrá que cubrir las plazas de los profesionales que se jubilen. Eso no quiere decir, sin embargo, que los nuevos médicos sean todos jóvenes. A lo largo de los últimos años observamos la tendencia creciente de movilidad de profesionales sanitarios entre países. Más de 4.000 titulados en España solicitaron en 2021 el certificado para trabajar en el extranjero, al mismo tiempo que llegaron 4.293 médicos extracomunitarios. Según cómo evolucione la financiación del sector y la legislación en materia de homologación de titulaciones, podemos asistir a un incremento de profesionales procedentes de otros países mientras sigue la fuga de talento propio a otras latitudes.

Finalmente, si observamos la tasa de profesionales colegiados en relación con el número de habitantes, vemos que la tasa de médicos colegiados se situó en 5,99 por cada 1.000 habitantes y la de enfermeros en 6,98 por cada 1.000 habitantes. Las tasas más elevadas de médicos colegiados se dieron en Aragón (7,25 por cada 1.000 habitantes), la Comunidad de Madrid (7,13) y el Principado de Asturias (7,00) mientras que las tasas más elevadas de enfermeros colegiados por cada 1.000 habitantes se registraron en la Comunidad Foral de Navarra (11,15), Cantabria (8,82) y Extremadura (8,13).

Aunque la ratio de médicos por habitante deja España en un buen lugar (top 15 del mundo según el Banco Mundial) eso no significa que las condiciones de estos médicos sean óptimas. Todos los países de la región europea de la OMS se enfrentan actualmente a graves desafíos relacionados con el personal sanitario y asistencial. Según el informe Health and care workforce in Europe: time to act, es vital para los países europeos invertir más y mejor en el sector sanitario, pues los recortes de los últimos años han provocado dificultades a la hora de atraer y retener el talento, ha incrementado la movilidad internacional de profesionales y ha contribuido a generar desajustes en los equipos y sistemas ineficientes de organización, que se traducen en malas estrategias de planificación.

 

La medicina privada

Una reducción de la inversión pública combinada con un aumento de la demanda por el envejecimiento de la población y los precios altos de los gastos farmacéuticos son factores determinantes que afectan al sistema público de salud. En este sentido, entre 2018 y 2021 los profesionales de la sanidad privada aumentaron un 7%. Si no se revierte esta situación, la proporción de profesionales y pacientes que optarán por la sanidad privada van a crecer a lo largo de los próximos años. Este caso se observa especialmente en la salud mental, donde las consultas de psicología privada han aumentado exponencialmente ante la imposibilidad de acceder en un tiempo razonable a las públicas.

Más allá de los datos estadísticos que recoge el INE, no existe un registro de médicos en España, una demanda que hace años que reclaman colegios y asociaciones de profesionales sanitarios. Ante este escenario, otra fuente que arroja información sobre las tendencias del sector es la oferta de plazas de Formación Sanitaria Especializada (FSE), que da acceso a la residencia en varias especialidades de ciencias de la salud (biología, bioquímica, enfermería, farmacia, física, medicina, psicología y química).

En el curso 2022-2023 se ofertaron un total de 11.171 plazas de FSE, entre las que había 8.550 plazas de medicina, 1.961 de enfermería y 308 de farmacia, entre otras especialidades. En cómputos globales, se aumentaron un 5% el número de plazas respecto al año anterior y un 39% más que cinco años antes.

Evolución ofertas FSE

Por lo que respecta a los estudios universitarios, salud es la rama más solicitada por los estudiantes. Según el informe CYD 2021/2022, durante el curso 2021-2022, había cinco solicitantes por cada plaza en este ámbito, llegando a ser de 12,7 demandantes por plaza en medicina.

Si observamos el perfil de los universitarios de las disciplinas sanitarias, destaca su alto nivel de conocimientos (por lo general, deben superar notas de corte elevadas para acceder a los estudios) y su buena preparación en competencias específicas. La exigencia del sector (tanto por densidad de los conocimientos como por la dedicación en horas que requiere) hace que no todas las familias puedan asumir los costes de esta formación prolongada. En este sentido, el programa de becas de Assistència Sanitària, destinado a alumnos de tercer ciclo de las universidades catalanas y que cubre hasta un 50% del importe de la matrícula, trata de democratizar el acceso a la profesión. Se trata de uno de los pocos programas de ayudas al estudio del ámbito de la salud consolidado y financiado íntegramente por una institución privada en todo el país. Desde su creación, en 2008, se han recibido 3.758 solicitudes, entregado 434 becas y adjudicado cerca de 410.000 euros.

Según el informe El cambio inevitable: anticipando un nuevo escenario para la profesión médica que firma la consultora Luzán Cinco, la universidad tiene un papel fundamental en el desarrollo de la medicina del futuro, pues debe operarse un cambio en los planes de estudio en los que se refuercen y amplíen materias relacionadas con la estadística, la computación, el humanismo o la bioética. Serán imprescindibles conocimientos básicos en áreas como genética, proteómica, biómica o informática. Para ello, los sanitarios tendrán que formarse en estas nuevas competencias, que irán incorporándose necesariamente a los programas docentes. También serán clave las capacidades de interacción con otros profesionales: trabajo en equipo, comunicación y dotes de liderazgo, pues el contacto con otro tipo de profesionales será mucho más habitual: físicos, ingenieros, biólogos, informáticos… Todos tendrán que adquirir lenguajes y competencias para entenderse.

Sin duda, la tecnología, que ha ido conquistando espacios en todos los ámbitos de la sociedad, será protagonista de la sanidad del futuro. La aplicación de avances tecnológicos permitirá al médico del futuro gestionar mejor la información y ser más práctico. Para ello, la capacidad de adaptación será clave para dominar las posibilidades de la inteligencia artificial, los dispositivos portátiles, la medicina de precisión y la atención virtual.

En esta línea, el neurólogo, empresario y divulgador Ignacio Hernández Medrano considera que: “La información médica se está acumulando rápidamente, cada vez generamos más información médica y hemos creado algo que podemos llamar inflación del conocimiento. Generamos más de lo que podemos absorber.” Medrano es uno de los fundadores de Savana, una compañía que usa tecnología, inteligencia artificial y big data para aprovechar la información de las historias clínicas y ponerla a disposición de médicos e investigadores. “La salud digital que hoy parece tan innovadora se va a democratizar enormemente, vamos a elevar los estándares de salud mucho más de lo que los expertos somos capaces de anticipar”.

Sin embargo, según el neurólogo no todo va a ser positivo: “Todo ello va a tener un coste, el estrés. Vamos a estar muy pendientes de nuestra salud, de nuestras enfermedades, de nuestras constantes vitales, tal y como hoy estamos enganchados al móvil. Creo que viene la era de los hipocondríacos”.

Sin duda, la tendencia demuestra un avance hacia una sociedad más rápida, inagotable y estresante, un caldo de cultivo favorecedor del estrés, la ansiedad y el burnout en el que tanto médico como paciente deben aprender a proteger y cuidar tanto su salud física como sobre todo la mental.

Explica Medrano que “lo que va a cambiar ahora es que, al aplicar algoritmos muy potentes, en cierto modo te puedes anticipar a la ocurrencia de la enfermedad. En este modelo predictivo, cuando algo cambie en tu organismo, aunque tú no lo hayas notado, eso quedará registrado y se podrá actuar en consecuencia”. El otro concepto que apunta Medrano es el de la personalización: “Cada uno tiene un genoma, un conjunto de genes, y un microbioma, un conjunto de bacterias que viven en nosotros. Todo eso condiciona nuestra respuesta al ambiente o incluso a los fármacos. En el futuro podremos aplicar una medicina de precisión, individualizada a las necesidades de cada paciente. Ya no vamos a recetar paracetamol a todos a los que les duela la cabeza, sino algo mucho más personalizado. Y esto no es un sueño, ya está ocurriendo en algunas disciplinas y el resto vamos detrás en los próximos años.”

 

Inteligencia artificial

Otra iniciativa pionera es la del portugués Luis Valente, CEO y cofundador de iLoF, una start-up que usa IA para construir una biblioteca digital de biomarcadores de enfermedades. La información obtenida puede ayudar a reducir el coste y el tiempo invertidos en el desarrollo de medicamentos y acelerar las pruebas clínicas. Explica Valente que: “después de hacer más de cien entrevistas con expertos mundiales en empresas farmacéuticas y biotecnológicas, mis compañeros y yo vimos que se podía usar el potencial de la inteligencia artificial para acelerar la selección de pacientes en estudios clínicos y, en el futuro, permitir elegir el medicamento adecuado para cada uno”. Continúa Valente: “Durante los últimos siglos se han desarrollado nuevos tratamientos basados en la idea de que los medicamentos funcionan por igual para todos. Desafortunadamente, como sabemos muy bien, este no es el caso, cosa que lleva a millones de pacientes a continuar viviendo con enfermedades complejas, heterogéneas y sin cura”.Según el neurólogo Ignacio Hernández Medrano, gracias al uso de inteligencia artificial los sanitarios del futuro se podrán anticipar a la ocurrencia de la enfermedad de un paciente.

La misión de iLoF, en palabras de sus fundadores, es ser “una referencia mundial en la democratización del acceso a la medicina personalizada, y para ello hemos creado una plataforma basada en algoritmos de aprendizaje automático (machine learning y deep learning) que hace uso de señales ópticas para permitir la detección e identificación de nanoestructuras dispersas en fluidos biológicos”. En 2020 la start-up había recaudado 2,4 millones de dólares y ese mismo año, Valente y su socia, Joana Paiva, fueron incluidos en la lista Forbes 30 under 30 dentro del sector ciencia y salud, que distingue a los 30 emprendedores menores de 30 años más prometedores de Europa.

El profesional sanitario del futuro deberá incorporar la tecnología como herramienta de trabajo, pero también deberá mantener el lado humano de la profesión. Más allá que la inteligencia artificial se convierta en una herramienta de uso habitual tanto para médicos como para pacientes, el papel del médico será tomar decisiones y saber comunicarlas y explicarlas a los pacientes y su entorno. El profesional sanitario del futuro tendrá que manejar equipos y dispositivos mucho más sofisticados, lo que requerirá una mayor especialización en ciertos campos de conocimiento. Estará superespecializado, pero a la vez será conocedor de las circunstancias de cada paciente para coordinar adecuadamente una atención que será más multidisciplinar que nunca.

Por último, en un contexto de gestión de gran cantidad de información que se propaga a gran velocidad, la comunicación científica deberá ser más sólida que nunca para combatir las fake news y la desinformación. Se trata de una lección que nos ha dado la pandemia, pues en palabras del catedrático de Salud Pública de la UB, Antoni Trilla: “Si la gente se cree cosas que no son verdad, puede tomar algún tipo de tratamiento que no sirve para nada o dejar de hacer cosas que están plenamente recomendadas. En esta situación, creo que nunca antes en la historia, por el tiempo y por la cantidad de personas que se han visto involucradas, habíamos asistido a tal conflicto, por decirlo así, entre información contrastada, información que todavía podría ponerse ciertamente en duda e información relativa o completamente falsa”.

 

En primera persona

• Sandra Mechó, radióloga:
"Nos podremos adelantar a complicaciones porque el análisis de datos estará más automatizado y será más completo. Pero no dudo que la esencia de la profesión sanitaria será la misma: será necesario que haya la figura del profesional que ayuda y da esperanza".

• Pedro Barrios, cirujano oncológico:
"Los avances tecnológicos, científicos, la inteligencia artificial y la salud digital nos dirigen hacia una medicina más predictiva, preventiva, participativa y personalizada. La medicina del futuro será más precisa y segura, pero, probablemente, a expensas del detrimento de los valores humanísticos de la profesión".

• Marta Cuevas, farmacéutica:
"En el futuro será habitual imprimir medicamentos con impresoras 3D. Los fármacos se elaborarán con la dosis y los componentes exactos que necesita un paciente con una dolencia determinada".

• Ferrán de Vargas, médico de familia:
"De pequeño veía los médicos como unos señores venerables con bata blanca que me visitaban de forma amable y tranquilizaban a mis padres; creo que desde entonces quise ser médico. La sociedad está en constante evolución y me temo que en el futuro quedará poco o nada de sentido humanista en la medicina".