La emergencia climática implica grandes consecuencias directas en la salud de las personas
Salud y clima

El cambio climático y sus efectos en la salud

La emergencia climática implica grandes consecuencias directas en la salud de las personas. Son muchas las enfermedades que se agravan cada año y aparecen nuevas que conllevarán grandes problemas económicos y de salud pública. La alerta es real.

El cambio climático mata. Todos los expertos están de acuerdo en que las variaciones del clima debidas a la acción humana repercuten en la salud de las personas. Los desastres naturales, como olas de calor, inundaciones y sequías, provocan defunciones y enfermedades de forma directa o indirecta. Además, muchas enfermedades graves son muy sensibles a los cambios de temperatura y pluviosidad, como el paludismo y el dengue. Otras causas de mortalidad, como la malnutrición y las diarreas, aumentarán en el futuro debido a la variación del clima, según el informe más reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC). Y es que se calcula que el cambio climático causó 150.000 muertos en todo el mundo en el año 2000 y, según un nuevo estudio de la OMS, esta cifra ascenderá a 250.000 muertos al año en 2040. Se calcula que el cambio climático causó 150.000 muertos en todo el mundo en el año 2000 y las predicciones de la OMS para 2040 alertan que la cifra ascenderá a 250.000 muertos

La emergencia climática no es solo un fenómeno ambiental, sino que implica grandes consecuencias económicas y de salud pública. Por todo ello, la comunidad internacional trabaja en sus efectos sobre la salud desde 2008, cuando en la 61.ª Asamblea Mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 193 países asumieron la urgencia de desarrollar medidas en salud integradas en los planes de adaptación al cambio climático. También la Comisión Europea (CE), en colaboración con la Agencia Europa de Medio Ambiente, puso en marcha el mes de marzo del 2021 el nuevo Observatorio Europeo del Clima y la Salud, una ampliación de la Plataforma Europa de Adaptación al Clima (Climate-ADAPT), para “comprender, anticipar y minimizar las amenazas para la salud causadas por el cambio climático”. “No hay ninguna vacuna contra la crisis climática”, aseguraba entonces el vicepresidente ejecutivo para el Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans, “pero todavía podemos combatirla y prepararnos para sus efectos inevitables, que ya se perciben tanto dentro como fuera de la Unión Europea”. Porque el cambio climático es una amenaza global que pone en jaque la calidad del aire, la cantidad de agua potable y alimentos disponibles y la posibilidad de un hogar seguro.

Enfermedades circulatorias y respiratorias

La variabilidad del clima es la causa directa o indirecta de muertes y enfermedades. Entre las primeras están aquellas provocadas por inundaciones, tornados o huracanes –el aumento de los desastres naturales a escala global se han triplicado desde la década de 1960, y causan cada año alrededor de 60.000 muertes–, pero también por las olas de calor como la que sufrió Europa en el verano del 2003, cuando se registró un exceso de mortalidad cifrado en 70.000 defunciones, según la Organización Mundial de la Salud. Otra causa directa es el agravamiento de enfermedades circulatorias y respiratorias, ya que el calor extremo también significa la subida de los niveles de polen y otros alérgenos, que provocan asma, una enfermedad que afecta a unos 300 millones de personas en todo el mundo, y que aumentará en los próximos años. Estas olas de calor se agravarán especialmente en el sur de Europa, según los expertos del IPCC.

 
En el caso de mares y océanos, el calentamiento provoca la migración de especies
 

También el frío tendrá efectos sobre la salud, como la ola que asoló las latitudes medias del continente europeo en 2018, conocida como la Bestia del Este. Este año hemos visto de nuevo hielo y nieve sobre frutales en flor en un inicio de primavera que se ha visto alterado en numerosas zonas europeas. Una de las posibles causas es la pérdida del hielo marino en el mar de Barents, en el Ártico, según un estudio de la Universidad de Oulu (Finlandia) y la Universidad del Ártico de Noruega, publicado en la revista Nature Geoscience. Según los expertos, en las cuatro pasadas décadas, se observa una creciente pérdida de hielo en el mar de Barents y un efecto asociado de nevadas y frío primaveral en la Europa continental, que afecta a las cosechas. Los mismos investigadores descubrieron que durante el episodio del 2018, las condiciones de mar abierto en el mar de Barents representaron hasta el 88% de la nieve que cayó sobre Europa.

Aumento del riesgo de desnutrición

Entre las consecuencias indirectas sobre la salud del cambio climático están una mayor mortalidad cardiopulmonar por la presencia de partículas en el aire –provocadas por la contaminación de la industria y del tráfico– y la alta concentración atmosférica de ozono muy tóxico. También pueden aumentar los trastornos provocados por los alimentos y el agua, como la diarrea, y un aumento del riesgo de desnutrición por la caída de la producción de alimentos. “El cambio climático no es solo una factura que deberán pagar las generaciones venideras, sino que se está pagando ya ahora a través de la salud de las personas”, asegura Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud. “Es un imperativo moral que los países dispongan de los recursos necesarios para luchar contra el cambio climático y salvaguardar la salud actual y futura”, añade. Por este motivo, la mayoría de países está priorizando cada vez más el cambio climático y la salud, aunque “únicamente el 38% de los encuestados cuente con recursos financieros para ejecutar aunque solo sea parcialmente su estrategia nacional, y menos del 10% destine recursos suficientes para su plena ejecución”, aseguran desde la OMS. El mismo organismo afirma que “el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París únicamente en lo relativo a la reducción de la contaminación atmosférica podría salvar cerca de un millón de vidas al año en todo el mundo de aquí a 2050”.