Divinos mercadillos de Navidad

Divinos mercadillos

Sumergirse en el ambiente mágico de las ciudades europeas que tienen como principal reclamo propuestas genuinamente navideñas vuelve a ser un plan factible –y muy deseado– para las últimas semanas del año.

A partir de la segunda quincena de novembre y durante todo diciembre, los tradicionales puestos de decoración, regalos y gastronomía de Navidad, las pistas de patinaje sobre hielo, las iluminaciones y los abetos más espectaculares conquistan las principales plazas de las urbes del centro y norte del Viejo Continente.

La oferta de mercadillos de adviento en Europa es extensísima, por lo que proponemos una selección de algunos de los más atractivo.  

Una tradición centroeuropea

Cuando pensamos en los mercados más tradicionales, inevitablemente nos vienen a la cabeza los de Alemania y Austria. De hecho, se considera que el más antiguo de Europa es el de Striezelmarkt (en la ciudad alemana de Dresde), cuyos orígenes se remontan a la primera mitad del siglo XV. Actualmente es muy conocido por la pirámide navideña –ornamento muy típico en Alemania– de casi 15 metros de altura que se instala en el centro de la plaza Altmarkt y cuyas reproducciones en miniatura se venden en muchos de sus 240 puestos. Y el mismísimo Santa Claus recibe a niños y niñas en un castillo de madera situado al otro lado de la plaza.

Las tradiciones de origen centroeuropeo están muy presentes en el mercado navideño de Bolzano (norte de Italia), el más famoso del país.

Sin embargo, el súmmum de la imagen idílica de los mercadillos navideños lo encontramos en la ciudad tirolesa de Innsbruck, donde vale la pena descubrir no solo el de la céntrica Markplatz (el preferido de los niños por su tiovivo y su teatro de marionetas), sino el de la calle Santa Teresa (célebre por sus iluminaciones de diseño vanguardista), los de los barrios de St Nikolaus y Wilten (igualmente encantadores pero menos bulliciosos) o los encaramados a los miradores de Hungerburg y Bergisel, con espectaculares vistas de la ciudad. En todos ellos se pueden hacer compras en sus preciosas casetas de madera acompañados por el sonido de los villancicos y el aroma a vino caliente y a kiachl, una rosquilla que se combina con chucrut.

Hay otro reconocido mercadillo tirolés que no se encuentra en territorio austíaco, sino en la vecina Italia: se trata del de Bolzano, una pequeña ciudad medieval rodeada por las montañas Dolomitas. Los puestos se distribuyen dos partes diferenciadas aunque muy cercanas. Una, situada en el parque de la plaza de la estación, se conoce como el Pueblo de la Navidad e incluye una enorme estrella iluminada en el suelo y una pista de hielo habilitada para patinar y para espectáculos. Un poco más allá se encuentra la plaza Walther, donde se concentran la mayoría de casetas de artículos navideños y comida. Las especialidades que hay que probar son los knödel o canederli (bolas de masa de pan), la sopa caliente de harina, el cerdo a la cerveza y el strudel (pastel de manzana).

En Budapest gana adeptos su Festival de Invierno, instalado en la plaza de Vörösmarty, y que exhibe tanto puestos de productos artesanales como de delicias gastronómicas locales (entre ellas, las galletas de jengibre, el bejgli –un pastel con nueces y amapola –o los lángos, pan frito con nata o queso), además de actuaciones musicales y de marionetas.

Sin embargo, para conocer el destino navideño más en auge en los últimos años hay que poner rumbo al sur: Zagreb, gracias a sus animados mercados, en especial el ubicado en la gran plaza del Rey Tomislav, se ha posicionado como la ciudad con el mejor mercado europeo de este tipo. Han contribuido a alcanzar este logro su exquisita decoración, su gran oferta de conciertos, su belén viviente junto a la catedral y su pista de patinaje sobre hielo. Los dulces que hay que degustar aquí son las vanilin kiflice (rosquillas de vainilla) y los paprenjaci (un tipo de galletas picantes).  

Por su excepcional ambiente, el mercadillo de Zagreb (Croacia) ha sido declarado en varias ocasiones el mejor de Europa.

Los nórdicos con más encantos

Siguiendo hacia el norte, uno de los mejores escenarios para disfrutar de la calidez de un mercado navideño en un país gélido es el parque de atracciones del Tívoli de Copenhague. Su lago helado se convierte en pista de patinaje y a su alrededor se instalan más de medio centenar de casetas bellamente decoradas e iluminadas.

Otra ciudad de referencia en el ámbito navideño al norte de Europa es Tallin (Estonia): Raekoja Plats es uno de los mercados más bonitos y antiguos del continente, presidido por un majestuoso abeto en mitad de la plaza del Ayuntamiento, una tradición que se repite desde 1441. A su alrededor se distribuyen puestos de artesanía de cristal y una oferta culinaria en la que las estrellas son las sopas, las salchichas con chucrut y las galletas de jengibre con vino caliente. 

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