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Un grupo de WhatsApp reúne a 800 profesionales médicos para compartir información

Dr. Carlos Ballesta, coordinador del Grupo Independiente de Covid Internacional

Un grupo de WhatsApp se ha convertido durante estos meses de pandemia en una herramienta de información clave para médicos de todo el mundo. El pasado marzo, al inicio del confinamiento, el doctor Carlos Ballesta propuso a sus colegas médicos abrir un grupo en la popular red social de mensajería con el objetivo de compartir información científica, veraz y contrastada sobre el nuevo coronavirus que provocaba la Covid-19. 

“Era un virus nuevo, del que desconocíamos casi todo y no sabíamos cómo evolucionaría. El grupo nos permitió acceder a información científica de primera mano y de muchos países diferentes”, recuerda el doctor Ballesta, coordinador del Grupo Independiente de Covid Internacional. Actualmente son más de 800 profesionales, algunos de ellos representantes de otros grupos de diferentes países. El foro, que al principio se llamaba Amigos médicos, pasó a ser Memoria de Marco Merma, en recuerdo a un cirujano de 40 años de Lima (Perú), discípulo del doctor Ballesta, que trabajaba en primera línea y murió a causa de la Covid-19. 

“Los miembros del grupo se lo tomaron muy en serio y compartieron datos muy interesantes”, apunta el doctor Ballesta. Gracias al WhatsApp, “accedíamos a los datos un mes o 20 días antes de que se dieran a conocer”, añade, “y los compartíamos con gerentes y directores de diferentes hospitales, yo en España y otros colegas en sus países respectivos”. Y es que, durante los meses de la primera ola, se llegaban a colgar en el grupo entre 30 y 40 artículos al día, de los que el doctor Ballesta seleccionaba los tres o cuatro más relevantes. “En el WhatsApp no había filtros, pero sí un compromiso de seriedad y rigor científico”. 

Aerosoles y mascarillas 

“En esta pandemia, los médicos hemos tenido que improvisar mucho”, reconoce el doctor. “Normalmente, un artículo científico tarda entre uno y tres años en publicarse, porque diferentes médicos del consejo editorial de la revista lo leen y revisan. Pero dada la situación tan caótica y de avalancha, este rigor no se ha podido mantener siempre, de manera que se daba prioridad a la información cuando honestamente los participantes en el grupo veían que podía ser interesante”, afirma Ballesta. Por este motivo, en ocasiones, “hemos dicho cosas que luego hemos tenido que rectificar”. 

El grupo ha permitido compartir información desde el primer momento. “Todo el tema de los a e r o s o l e s lo sabíamos desde marzo. Si vas por la calle y te cruzas con una persona enferma, lleves o no mascarilla, el riesgo de contagiarte es de un 3%, pero si estás en un local cerrado con aire acondicionado y sin mascarilla, el riesgo sube al 90%”, explica el doctor Ballesta. “Ahora parece que los medios de comunicación ya lo explican mejor. Otro tema es el tipo de mascarillas. Las de paño que ves en la calle no sirven para nada. Hay que medir el tamaño del virus y la permeabilidad de tejido. Por la calle, una mascarilla quirúrgica es suficiente, pero en un hospital se necesita una FFP2”. 

“Hemos ido tocando diferentes temas. Cuando vimos que teníamos que empezar a operar, se vio que debíamos separar a los que eran sospechosos de tener la Covid de los que no. También que se debían marcar circuitos Covid y no Covid o mantener una distancia de seguridad de dos metros para evitar los contagios. También que los enfermos debían ir al hospital sin acompañantes, sobre todo en los públicos, y que si tiene que entrar un acompañante este no debe volver a salir, porque pueden contagiarse fuera y afectar al paciente luego”. 

Nuevos protocolos 

Para Ballesta, una de las claves del grupo es que no se han permitido los tintes políticos. “A la población en general se le ha dado mucha información politizada”, denuncia. “Informaciones que se sabían falsas desde el principio, como que en las concentraciones de muchas personas no había riesgo de contagio. Se ocultaron datos con el fin de poner por encima del interés médico el de manifestación. No es bueno que los médicos entren en política”, afirma. 

Tras meses de trabajo y gracias al conocimiento que ha generado el grupo, se han establecido una serie de protocolos de actuación para los hospitales. “Una vez elaboradas las normas, las mandamos a todos los facultativos. Esto nos permitió hacer protocolos intrahospitalarios que se enviaron a las sociedades quirúrgicas de diferentes países con el objetivo de unificar los criterios generales. No se debe operar, por ejemplo, a pacientes cuando exista el riesgo de que necesiten UCI, a menos que sean urgentes u oncológicos”, explica el doctor Ballesta, que recuerda otros protocolos realizados, como el de imagen radiológica. Además, el chat ofrecía “estadísticas y métodos diagnósticos, así como otros protocolos donde aconsejábamos evitar los lugares cerrados con aire acondicionado, recomendábamos la distancia de seguridad y advertíamos de las vías de contaminación y la persistencia viral. Toda esta información nos ha permitido, desde el anonimato, ayudar a los diferentes hospitales del mundo a mejorar la calidad asistencial”. 

Tras la primera ola, el doctor Ballesta se planteó cerrar el grupo, pero decidieron mantenerlo porque había miembros de países donde todavía estaban sufriendo sus estragos, como EE.UU. y Sudamérica. “Ahora recibimos entre tres y cuatro artículos y la verdad es que el chat sigue teniendo interés todos los días. Ha sido un éxito desde el punto de vista médico y se han compartido conocimientos de gran utilidad para los médicos”. 

Rigor y seriedad  

“Lo que más me ha sorprendido ha sido el rigor y seriedad de los médicos. Aunque no debería sorprenderme”, asegura Ballesta. “Ver cómo actuaba la gente y lo útil que ha sido la información que ha aportado ha sido una gran experiencia. Estos canales digitales tienen unas posibilidades impensables”, añade. Un rigor y seriedad que se mantendrán en el chat ahora que estamos en plena segunda ola. “Es preocupante, porque vamos a entrar en una situación peor que la anterior sin haber puesto ningún recurso”, denuncia el doctor. “No hemos querido aprender nada de la primera ola. Seguimos sin comité de expertos. Vamos a acabar contagiándonos todos como pasa con la gripe, así que debes tenerlo todo preparado para no desbordar la sanidad pública. Se trata de hacer las cosas con sentido común, y no se está haciendo”, afirma. 

“Hemos sido un grupo pequeño de gente que ha tratado de difundir y filtrar información para la sociedad con el fin de hacerla llegar a los hospitales. Todo lo que nosotros hemos aprendido en estos meses, lo hemos vertido siempre en beneficio del paciente”, concluye el doctor Carlos Ballesta. 

¿Quién es? 

El doctor Carlos Ballesta es director del Centro Laparoscópico, colaborador de los hospitales HLA Inmaculada de Granada y HLA Moncloa de Madrid, y médico adjunto de Cirugía General y Aparato Digestivo en el Centro Médico Teknon. Desde 1979 es especialista en Aparato Digestivo y ha sido uno de los impulsores de la laparoscopia quirúrgica. Desde 1992, ha formado a más de 655 cirujanos laparoscópicos de diferentes países y hospitales. Autor y coautor de más de 450 ponencias y comunicaciones, sus investigaciones han recibido numerosos reconocimientos en países de todo el mundo. 

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