Tres máquinas de escribir antiguas para coleccionistas
Su traqueteo característico, la resistencia de sus teclas y las historia que hay detrás explican por qué las máquinas de escribir antiguas siguen cautivando
Desde máquinas de escribir antiguas hasta teclados modernos. Escribir es un acto romántico, desde las máquinas de escribir antiguas, desde teclados modernos. De acuerdo que no pensamos en esto cuando redactamos un informe o una reclamación o rellenamos una instancia. Pero el acto en sí de dejar fluir los pensamientos, estructurarlos y plasmar en cualquier soporte todo aquello que tengamos que decir tiene siempre un punto de romanticismo. Bien sea en un bloc con bolígrafo o en un portátil, una tablet o una nota en el móvil, ese pequeño impulso está siempre presente.
Las máquinas de escribir antiguas siguen cautivando
Aun así, en pleno siglo XXI, donde lo digital lo domina todo, las máquinas de escribir antiguas mantienen la estética de ese sentimiento. Por ello, frente a su poca practicidad en comparación con la tecnología moderna, resurgen como piezas de culto, objeto de deseo para coleccionistas, amantes del diseño mecánico y románticos empedernidos. Entre las muchas que han dejado su huella en la historia, tres máquinas de escribir sobresalen como joyas por su belleza, su historia y elegancia.
Tres joyas de coleccionismo
Olivetti Lettera 32: elegancia portátil de diseño italiano
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La Olivetti Lettera 32 es, sin duda, una mezcla perfecta de utilidad y belleza y la historia cultural que la rodea, es un objeto de deseo para todo coleccionista.
Diseñada en 1963 por el emblemático Marcello Nizzoli, junto a Adriano Menicanti y Natale Capellaro, en una época en la que la Lettera 22 ya había dejado huella, la Lettera 32 fue un paso más allá. Hecha de aluminio, ligera y compacta (aproximadamente, 34 × 35 × 10 cm y cerca de 6 kg), era una compañera ideal para quienes necesitaban movilidad.
El aura que le dieron periodistas y escritores es el principal reclamo de su fama. Cormac McCarthy, quien escribió casi toda su obra con una Lettera 32, llegó incluso a subastarla por la increíble suma de 254.500 dólares.
Para los coleccionistas, esta máquina es un puente entre el diseño industrial de los años 60 y la mecánica clásica, un objeto que no solo se mira, sino que también se siente y se vive. Conseguir una en buen estado y con el maletín original es una verdadera joya.
Además, puede encontrarse en distintos colores y con variedad de teclados (QWERTY, AZERTY...). En definitiva, es una máquina de escribir antigua que combina estilo, historia literaria y practicidad.
Royal Quiet / Royal 10: robustez americana clásica
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Hablar de la Royal Typewriter Company es hablar de una auténtica leyenda en el mundo de las máquinas de escribir. Esta marca americana consiguió su fama gracias a la durabilidad y robustez de sus modelos. Y si hay uno que destaca especialmente es el mítico Model 10, conocido también como Royal 10. Este modelo, que apareció por primera vez entre 1914 y 1915, se fabricó durante varias décadas, hasta los años 40.
La característica que llamaba la atención por delante de su elegante diseño plano eran, sobre todo, sus laterales de cristal biselado, que permitían asomarse a su fascinante mecanismo interior. Un detalle que para la época era todo un lujo y un símbolo de modernidad.
Además, la propia empresa jamás dudaba en presumir de la fortaleza de sus máquinas. Un ejemplo estrambótico de ello es una curiosa proeza que llevaron a cabo en 1927, cuando lanzaron miles de máquinas desde aviones, protegidas solo por cajas y paracaídas, para demostrar al mundo su increíble resistencia.
Por su peso histórico, la Royal 10 es un emblema de la era dorada de las máquinas de escritorio robustas, aquellas que acompañaron durante años a oficinas, escritores y secretarias. Encontrar una en buen estado hoy en día, con todas sus piezas originales, es una verdadera rareza, por lo que el gran interés entre los coleccionistas es más que comprensible.
Hermes 3000: diseño suizo de culto
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Fabricada en Yverdon, Suiza, por Paillard-Bolex a partir de 1958, la Hermes 3000 llegó al mercado como una máquina portátil de gama alta, pensada para destacar tanto por su funcionalidad como por su aspecto inconfundible, de líneas suaves y angulosas, que le dan un aire muy particular.
Pero lo que hace realmente especial a la Hermes 3000 va mucho más allá de su mecánica precisa. Venía equipada con una resistente cubierta desmontable, se ofrecía en colores nada habituales para la época, como su famoso mint green, y contaba con detalles avanzados, como una tecla específica para solucionar atascos, que facilitaba el trabajo diario de quienes la usaban.
Para los coleccionistas, la Hermes 3000 reúne lo mejor del diseño europeo refinado, la practicidad de una máquina de escribir portátil y la fiabilidad de una herramienta que ha demostrado su utilidad durante décadas. Su valor depende mucho de cómo se conserve: si mantiene el color original y se acompaña del maletín, se convierte en una pieza realmente especial dentro del mundo del coleccionismo.
En definitiva, las máquinas de escribir antiguas, más allá de ser objetos nostálgicos, son auténticos testimonios de una era mecánica en la que escribir requería una fuerza física, una precisión mecánica y un diseño que hoy parece casi artesanal. Bien sea por su historia y contexto, estado de conservación, diseño o rareza, encontrar una en buen estado es un deleite tanto para coleccionistas como para románticos de la escritura.