Obesidad, la enfermedad crónica más estigmatizada

Obesidad, la enfermedad crónica más estigmatizada

España es uno de los países europeos con mayor prevalencia de obesidad: más de un 60% de personas está por encima de su peso.

POR Ángela Zorrilla | 09 Abril 2024

Desde 1975, la obesidad se ha triplicado en todo el mundo y se estima que en los países europeos más del 70% de los adultos tiene un exceso de peso no saludable. Esta sobreacumulación de grasa es muy perjudicial para la salud y una de las causas es el desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas. 

En este sentido, hace años que la Organización Mundial de la Salud alerta de que esta situación es consecuencia de una alimentación rica en grasas y un nuevo estilo de vida mucho más sedentario. 

Por eso, el gran reclamo de investigadores, profesionales médicos y pacientes es reconocer la obesidad como una enfermedad crónica, compleja y multifactorial. Eso sí, también prevenible y tratable.  

 

¿La obesidad es un factor de riesgo?

Un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) confirma que en España la obesidad reduce en 2,6 años la esperanza de vida de los ciudadanos y que es responsable del 9,7% del gasto sanitario

Además, sugiere que por cada euro invertido en la prevención de la obesidad en España se recuperarían seis. Los datos que arroja este informe son claros: en nuestro país, el 25% de los hombres y el 23% de las mujeres viven con obesidad.   

La OMS calcula que, en 2035, una de cada cuatro personas en todo el mundo será obesa, una problemática que es especialmente preocupante en la población infantojuvenil

En 2016, 41 millones de niños menores de cinco años tenía sobrepeso u obesidad, y cerca de 340 millones de niños y jóvenes de entre 5 y 19 años. Según datos del estudio Aladino 2019, el 40,6% de la población infantil española tenía entonces exceso de peso. Y más recientemente, el Atlas Mundial de Obesidad 2023 advertía que casi 400 millones de niños vivirán con obesidad en 2035

 

 

¿Cómo afecta la obesidad al corazón?

Las enfermedades cardiovasculares, principalmente las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares, están relacionados con esta acumulación excesiva de grasa. La obesidad se puede llegar a considerar la antesala de otras muchas enfermedades crónicas

“Aunque no se puede decir que la obesidad por sí sola sea estrictamente hablando un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular, sí que es la causa de la aparición –o empeoramiento– de varias alteraciones que, claramente, predisponen a la enfermedad cardiovascular”, explica la doctora Silvia Pons, cardióloga de Assistencia Sanitària y miembro del servicio de Exploraciones Complementarias en Cardiología del Hospital de Barcelona.   

Entre estas patologías se encuentran también la diabetes, la hipertensión arterial y la hipercolesterolemia. De hecho, según la Fundación Española del Corazón, la obesidad multiplica las posibilidades de presentar otros factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión arterial. En este sentido, se estima que la hipertensión es 2,5 veces más frecuente en los obesos que en las personas de peso normativo.

 

La importancia de moverse

Para revertir esta situación, es importante fomentar una buena alimentación y remarcar la relevancia de la actividad física. “Desgraciadamente, no podemos actuar sobre algunos factores de riesgo cardiovascular como son la edad, el género y la predisposición genética individual, pero sí podemos modificar otros, como los niveles de colesterol, azúcar y tensión arterial

En todos ellos se ha visto un efecto directo y beneficioso del ejercicio físico, por lo que mantener una actividad física adecuada y evitar el sedentarismo serían aspectos clave. Esto, junto con una dieta equilibrada, permite conseguir y mantener un peso correcto”, argumenta la doctora Silvia Pons.   

También es indispensable un abordaje conjunto en el que se deje de culpabilizar al paciente y en el que, además de instaurar hábitos de vida saludable, se trate, por ejemplo, las consecuencias psicológicas de la enfermedad. 

Finalmente, existen varios tratamientos farmacológicos y quirúrgicos que se pueden utilizar para combatir la obesidad como ayuda suplementaria a la dieta. La doctora Pons explica que, actualmente, “han aparecido una serie de fármacos denominados análogos de GLP-1 que han demostrado ser efectivos en la reducción de peso a través de la disminución del apetito”. 

La cardióloga remarca que su utilización sin control médico puede producir efecto rebote, y recuerda que, en las obesidades más graves, “hay la opción del tratamiento quirúrgico, que debe realizarse siempre bajo control de un equipo especializado”. 

 

El fenómeno Ozempic

Uno de los principales motores del cambio en la obesidad se encuentra en la comercialización de nuevos fármacos. Las redes sociales y los prescriptores han hecho que hoy se pueda hablar de uno de los primeros medicamentos virales, con sus amantes y sus detractores.   

Aunque en principio fue desarrollado para tratar la diabetes, Ozempic es hoy una de las herramientas más populares a la hora de combatir la obesidad y ha revolucionado la industria farmacéutica. Según la compañía, una persona puede perder hasta un 15% de masa corporal en cuestión de meses. Su componente activo es la semaglutida que, entre otros beneficios, regula los niveles de glucosa en sangre, estimula la liberación de insulina, disminuye el apetito y ayuda a ralentizar la digestión.   

Este medicamento inyectable –junto a una alimentación saludable y la práctica de ejercicio- también puede ayudar a reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Pero como todo fármaco, la dosis y duración del tratamiento debe estar indicada por un médico.

 

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