Más allá de Lennon: ¿Quién es Yoko Ono?
Repasar la trayectoria de esta creadora, dejando atrás los tópicos acumulados, permite descubrir a una poderosa artista conceptual que ha sabido jugar a hibridar múltiples lenguajes
Los grandes fans de The Beatles culparon a Yoko Ono injustamente de todos los males del grupo, especialmente de su separación. Esta reacción reflejaba prejuicios de aquellos tiempos: la novia de John Lennon no encajaba en el prototipo de joven británica.
Tampoco ayudó a suavizar las cosas que Paul McCartney dijera que la presencia de Yoko en las sesiones de grabación de Let it Be fue “algo con lo que tenías que lidiar”.
Sea como sea, Yoko Ono se convirtió en la mujer que muchos fanáticos del rock odiaban. Eso generó muchos malentendidos sobre su figura que, aún hoy, a sus noventa y dos años, sigue siendo cuestionada por el gran público. Ono era una artista que pertenecía a un distinto al de la música popular: el del arte conceptual.
La vida de Yoko Ono, entre Tokio y Nueva York
Yoko Ono nació en Tokio en 1933, en una familia que provenía de una larga dinastía de samuráis. Su padre era un banquero aficionado al piano que le inculcó el amor por la música. Con tan solo cuatro años, Yoko, que acabaría creciendo entre Japón y Estados Unidos, empezó a recibir clases de piano y pronto estaría participando en representaciones de teatro kabuki.
La Segunda Guerra Mundial cambió drásticamente la situación familiar. La familia acabó mendigando comida por las calles, transportando una carretilla. El padre pasó un tiempo como prisionero de guerra. Esas experiencias traumáticas forjarían un carácter combativo. Finalizada la guerra, Yoko emprendió estudios universitarios en el Sarah Lawrence College de Nueva York.
Eso le permitió relacionarse con artistas de vanguardia, como el director televisivo británico Alastair Reid o el compositor John Cage.
La trayectoria de la artista japonesa
De Fluxus al rock
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Ono se interesó el dodecafonismo, y se relacionó con el grupo Fluxus. Este movimiento artístico buscaba disolver el arte en lo cotidiano mediante performances, happenings diversos y creaciones cercanas al espíritu punk del hazlo tú mismo.
Cuando conoció a Lennon, Yoko ya contaba con una sólida trayectoria, lo que favoreció su incursión en el rock. Como bien explica el crítico cultural Simon Reynolds, la música de Ono fue injustamente menospreciada en su época. Ella adentró a Lennon en “un arte conceptual forjado con sonidos”, que solo podía considerarse rock “en el más difuso sentido del término”, según Reynolds.
Una interesante carrera musical
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En su momento, se dijo que Yoko soltaba berridos que estropeaban algunas interpretaciones de Lennon. Sin embargo, su trabajo vocal inspiró a Lennon para crear canciones como Mother, en el álbum Plastic Ono Band (1970).
El disco Fly (1971), firmado por Yoko en solitario, ofrece un rock experimental e irónico que encaja a la perfección con el trabajo de otros artistas de culto como Captain Beefheart.
Tal como afirma Reynolds, “Ono y su socio Lennon escenificaron un retorno autoconsciente al primitivismo del rock’n’roll primordial”. Para apreciar esta faceta, se recomienda escuchar, por ejemplo, la canción que abre el álbum Fly, Midsummer in New York.
Pero la artista también podía crear música más convencional, como la balada Growing Pain de su álbum Feeling the Space (1973). No sorprende que Thurston Moore, de Sonic Youth, dijera: “Hago sonidos para contemplar. Eso lo aprendí de Yoko. Yo vivo bajo su sombra”.
Instrucciones para la reinvención existencial
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El interés performativo de Yoko se reflejó también en la célebre encamada por la paz en el Hilton Amsterdam, junto a Lennon.
Su visión del arte conceptual da más valor al proceso que al resultado, como se aprecia en Grapefruit, su famoso libro de instrucciones e ilustraciones. En este, invita a los lectores a reinventarse, por ejemplo, dibujando “un mapa para perderse” o pasar un mes solo en una habitación y “susurrando hasta el final del mes”.
Con el paso de los años, Ono ha navegado entre mundos distintos. Recientemente, se ha atrevido con la música electrónica. También ha puesto en macha proyectos comprometidos como Imagine Peace (2022), que difundió mensajes de paz ante la guerra de Ucrania.
Yoko Ono sabe que algunos todavía siguen odiándola por su supuesta interferencia en la trayectoria de The Beatles. Aún así, su respuesta no es basada en odio, sino una afilada ironía: quizá por eso uno de sus últimos discos se titula Yes, I’m a Witch.