
Cistitis: qué es y qué medidas tomar para prevenirla
Con la llegada del verano, los casos de cistitis tienden a incrementarse. Detectarla a tiempo es fundamental para evitar molestias y prevenir posibles complicaciones.
Durante los meses de verano, las infecciones urinarias tienden a aumentar, y no es casualidad. La deshidratación provocada por el calor reduce la frecuencia con la que orinamos, lo que facilita la proliferación de bacterias en el tracto urinario. A esto se suma el hábito frecuente de permanecer con el bañador mojado durante largos periodos, creando un entorno cálido y húmedo que favorece las infecciones. Por ello, es especialmente importante extremar las precauciones en esta época del año, sobre todo en personas que ya han presentado episodios previos.
¿Qué es la cistitis?
La cistitis es una inflamación de la vejiga urinaria que, en la mayoría de los casos, se debe a una infección bacteriana que accede al organismo a través de la uretra. Por ello, se considera una infección del tracto urinario (ITU), grupo en el que también se incluyen la uretritis, la pielonefritis y la prostatitis. Aunque afecta con mayor frecuencia a las mujeres, puede presentarse en personas de cualquier edad y sexo. La principal causante suele ser la Escherichia coli (E.coli), una bacteria habitual en el intestino. No obstante, no todas las cistitis tienen origen bacteriano: el uso de productos irritantes, ciertos tratamientos médicos, la colocación prolongada de sondas o algunas patologías subyacentes también pueden desencadenar esta afección.
¿Cómo saber si tenemos cistitis?
Cuando hablamos de cistitis, lo primero que suele venirnos a la mente es esa molesta y persistente necesidad de orinar, que a menudo se traduce en micciones frecuentes de escasa cantidad. Sin embargo, este no es el único síntoma que hay que tener en cuenta. Existen otras señales que también pueden indicar una posible inflamación de la vejiga y que conviene reconocer para actuar a tiempo, como son: la sensación de dolor o ardor al orinar, dolor abdominal, orina turbia, que puede venir acompañada de la presencia de sangre, y, en algunos casos, la aparición de fiebre leve.
En definitiva, durante el verano conviene cuidar especialmente nuestros hábitos: mantener una buena hidratación y evitar permanecer con el bañador húmedo son medidas sencillas pero eficaces para reducir el riesgo de cistitis. Aunque se trate de una afección frecuente y aparentemente menor, no debemos subestimar sus síntomas, ya que una cistitis no tratada puede progresar y afectar a los riñones, dando lugar a complicaciones de mayor gravedad. Atenderlos a tiempo es clave para prevenir complicaciones y evitar que el problema se vuelva recurrente.
¿Cómo prevenir la cistitis?

Hidratarnos correctamente
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Debemos beber al menos dos litros de agua al día para asegurar una limpieza frecuente de nuestras vías urinarias. En verano, la deshidratación puede aumentar las posibilidades de padecer cistitis, así que debemos prestar especial atención a este factor.

Quitarnos el bañador mojado
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La humedad y el cambio de temperaturas pueden favorecer la aparición de la cistitis. Por tanto, es recomendable que nos quitemos la ropa de baño tras salir de la playa o piscina.

Utiliza ropa interior de algodón
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Los materiales sintéticos pueden bloquear la transpiración. El algodón evita la acumulación de la humedad y reduce el riesgo de infecciones.

Incorpora arándanos rojos a tu dieta
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Los arándonos rojos contienen proantocianidinas (PAC), tipo A2, una sustancia que evita que las bacterias se adhieran a las vías urinarias.

Usa jabones neutros
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Utiliza productos de higiene íntima que no contengan perfumes, respeten el pH vaginal y sean específicos para el cuidado de esta zona.

La ducha, tu mayor aliada
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El movimiento del agua evita la acumulación de bacterias que se pueden dar en el agua estancada de una bañera.