Señales para reconocer si eres un padre quitanieves

Señales para reconocer si eres un padre quitanieves

Sobreproteger a los niños puede acabar siendo contraproducente y hacer que sean poco autosuficientes y miedosos. Estos son los riesgos de actuar como un padre quitanieves.

POR Àngela Zorrilla | 19 Junio 2024

Seguro que, más de una vez, has visto a algún padre correr tras su hijo para que se acabe el bocadillo o a alguna madre mediar a primera de cambio cuando aparece algún conflicto con un compañero. Y ¿cuántos adolescentes no tienen la oportunidad de prepararse la mochila porque ya se la encuentran hecha? Son comportamientos típicos de los llamados padres quitanieves, un término que aparecía hace más de una década en el libro Tú no eres especial, del profesor David McCullough.  

Está claro que ser padre no es sencillo y que, desde el momento en que nacen los hijos, los adultos suman preocupaciones y miedos. Aprender a vivir con ellos y no transmitirlos es indispensable para ayudar a su crecimiento, porque, de lo contrario, se estaría sobreprotegiendo a los hijos. Pero, ¿por qué esta tendencia ha aparecido justo ahora? La ansiedad, la inseguridad y la falta de tiempo se posicionan como los principales “culpables” del aumento de este tipo de control parental.  

 

Sobreproteger es inutilizar 

“Aunque a veces cueste creerlo, sobreproteger a los hijos no es bueno para ellos –ni para los padres– sino que es sinónimo de inutilizar”, opina Enric Soler, profesor colaborador de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Estos padres quitanieves quieren mucho, “pero se comportan de forma excesivamente controladora”, explica la psicopedagoga Sylvie Pérez, profesora de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. Para ella, en esta sobreprotección “hay mucha necesidad de control permanente”. Y la hay en todos los ámbitos. “Si algo va mal, hay que cambiar al profesor. Si no consigue hacer los deberes, es que los deberes están mal mandados”, ejemplifica. 

Contrariamente, es vital que los niños aprendan a gestionar conflictos, resolver problemas y buscar soluciones por ellos mismos. “No podemos pretender que un niño crezca de forma saludable sin permitirle equivocarse, enfrentarse a retos o situaciones que son más dolorosas para los padres que para el propio niño”, añade Soler. 

 

Ser hijo de un padre quitanieves

Actuar como padres quitanieves, a la larga, marca el carácter de los pequeños y es que, con el tiempo, se convierten en personas dependientes y miedosas. Los padres quitanieves son, según Enric Soler, “fábricas de niños inútiles” que consiguen infantilizar a los niños y frenar su desarrollo. Eso se traduce en que el día de mañana tendrán, por ejemplo, problemas a la hora de tomar decisiones o afrontar conflictos.  

Finalmente, esa protección extrema trae consigo un alto nivel de intolerancia a la frustración. Una frustración que, en opinión de ambos expertos, es beneficiosa. “Si evitamos constantemente que hagan las cosas y les salgan mal porque no les hemos ayudado, no serán autosuficientes”, remarca Sylvie Pérez.  

 

Tres situaciones que debemos evitar

  1. Actuar como un secretario personal y poner barreras a la autonomía. La clave residen en evitar los extremos. Es decir, no ser excesivamente permisivos, pero tampoco extremadamente controladores. Es importante fomentar la autonomía de los niños y evitar ciertos comportamientos, como recordar la fecha de un examen.   
  2. Trasladar los miedos y no enseñar a gestionar problemas. Los expertos recomiendan, además, no aumentar los miedos de los niños. Es lícito verbalizar los miedos, pero siempre enseñando cómo combatirlos. Es decir, se aconseja trasladar no solo una preocupación, sino también herramientas para gestionarla.  
  3. Olvidarse del descanso y de la relación de pareja. La sobreprotección genera un desgaste al intentar controlarlo todo. Por eso, otro consejo es intentar distanciarse de esa sobreprotección para comprobar que los hijos salen a delante. Y, si no lo hacen, ver en qué han fallado para intentar ayudarles.

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