¿Son las pajitas de papel una buena alternativa ecológica?
El cambio de las pajitas de plástico a las de papel ha hecho mella hasta cambiar las políticas de producción. Aun así, este material podría no ser la alternativa más adecuada para la salud.
Muchas empresas están apostando por cambiar algunos materiales de objetos que utilizamos a diario para evitar el desperdicio de residuos que no pueden descomponerse de manera natural y rápida en el medio ambiente.
Este es el caso de las pajitas y los vasos de papel, que sustituyen el plástico por esta alternativa biodegradable y ecológica. Sin embargo, algunos estudios publicados durante el último año han afirmado que esta opción parece estar poniendo en peligro la salud medioambiental y la humana.
El eterno problema del plástico
La primera patente de una pajita se presentó a finales del siglo XIX y estaba hecha de papel. La idea partía de la premisa de encontrar un material que tuviera mayor resistencia al líquido que las pajitas hechas de hierba de centeno natural, el mismo motivo por el que todas las compañías acabaron cambiándose al plástico.
Desde la Segunda Guerra Mundial, la producción de plástico ha alcanzado cifras escandalosas. En el mundo se utilizan, actualmente, mil millones de pajitas al día, de los cuales 500 millones se consumen en Estados Unidos. En España los datos disminuyen, aunque seguimos hablando de cerca de trece millones, es decir, cinco mil millones al año, según datos de Greenpeace.
El impacto de toda esta producción ha estado implicado en cambios significativos en el entorno natural, como, por ejemplo, en la vida marina, con el volcado de contenedores y residuos que caen al mar. Además, el peligro del plástico, más allá del daño físico que puedan causar los envases a la fauna, es su composición química, que es altamente tóxica.
En el caso concreto de las pajitas, su principal material es el polipropileno, un subproducto del petróleo que se usa para los automóviles y que, al descomponerse, libera toxinas. Una de esas pajitas puede tardar hasta doscientos años en descomponerse completamente.
¿Y qué pasa con las pajitas de papel?
La premisa era lógica: teniendo en cuenta el ritmo de consumo global y, a la vez, el impacto devastador del plástico en el planeta, había que encontrar un material que pudiera descomponerse con mayor facilidad en el entorno sin dejar residuos tóxicos.
Una de las cadenas mundiales que hizo mayor ruido con el cambio de política de producción fue McDonald’s, en el año 2019, que cambió sus envases y utensilios de plástico por papel. Sin embargo, poco tiempo después se dieron cuenta de que el papel se deshacía y tuvieron que aumentar su grosor – con una capa aislante que está hecha de un bioplástico–, dificultando su tiempo de descomposición, nuevamente.
Según un artículo publicado por investigadores de la Universidad de Amberes, en el que analizaron treinta y nueve marcas de pajitas de varios materiales, se detectó que las pajitas de papel eran las que contenían más sustancias relacionadas con las PFAS, conocidos como químicos eternos por su capacidad de persistir en el ambiente.
Alternativas viables a las pajitas de papel
A grandes rasgos, evitar los productos desechables continuaría siendo la mejor opción alternativa. Aunque esta práctica no está todavía muy extendida, la concienciación de los productos reutilizables es cada vez mayor. Este es el caso de las bolsas, que en Europa suponen la opción de preferencia.
En el caso de las pajitas, algunos materiales alternativos, aunque no sean de un solo uso, presentan problemas muy parecidos a los del papel –como es el caso del bambú–, por lo que la calidad del producto debe ser algo para tener en cuenta. Las opciones que parecen encajar mejor, ahora mismo, son las pajitas de paja, las metálicas o las de vidrio.
¿Y si no usáramos pajitas?
Si algo está claro, es que cualquier producto que se venda como ecológico no tiene por qué cumplir con totalidad los requisitos necesarios para no generar un impacto negativo, de algún que otro modo, en el medio ambiente.
Por ello, otra opción que podría considerar el consumidor medio es la de eliminar el uso de las pajitas y beber, como de costumbre, directamente del envase.