Jordi Sunyer, coordinador del programa de Salud Infantil del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Pompeu Fabra.
“La contaminación tiene un impacto en el aprendizaje”
Jordi Sunyer es coordinador del programa de Salud Infantil del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Pompeu Fabra. Sus principales líneas de investigación se basan en la frecuencia, origen y causas del asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC); la contaminación del aire y las enfermedades cardiorrespiratorias; y los efectos de los contaminantes sobre el desarrollo neuroconductual en los primeros años de vida del niño. Es el fundador y coordinador de la cohorte de nacimiento INMA en España e investigador principal de diversos estudios internacionales, como ERC Advanced Grant BREATHE “BRain dEvelopment and Air polluTion ultrafine particles in scHool childrEn”.
El ISGlobal ha realizado un estudio sobre el impacto de la contaminación atmosférica alrededor de los centros educativos. ¿Cómo les afecta?
En los niños en edad escolar, las evidencias más robustas son sobre dos efectos principales. Uno, que ya se conoce desde hace años, es en el desarrollo de la función pulmonar, cómo crecen los pulmones y cómo disminuyen sus capacidades vitales, los flujos pulmonares. Y el otro es en el cerebro y su potencial inflamación, con una desorganización de las diferentes redes neuronales. No funcionan a la perfección, y se registra una ralentización en la maduración de una serie de funciones.
¿Supone un problema de aprendizaje?
Sí, lo vemos en algunos estudios que han evaluado el aprendizaje. Pero estos estudios tienen que hacerse muy bien porque hay muchas variables que intervienen, como la calidad de los maestros o de la escuela. Para hacerlos necesitas poblaciones muy grandes. Existen algunos en EEUU, Sudamérica o Japón. La contaminación implica sin duda una desventaja. No podemos decir si esta desventaja es a nivel individual y se nota en el aprendizaje porque no lo hemos podido evaluar; pero sí a nivel de grupo. Eso significa que, si la contaminación persiste a lo largo de toda la escolaridad, seguro que al final tiene un impacto en el aprendizaje.
¿Incide en el déficit de atención?
La contaminación afecta al grado de atención, tanto de niños como de niñas. Existen estudios que encuentran más afectación en niños y otros que lo hacen en niñas. No está claro, aunque parece que los niños son más vulnerables en cuanto a la maduración del cerebro que las niñas. Por este motivo, las enfermedades del cerebro en la infancia se producen mayoritariamente en niños.
Los efectos en el cerebro de los niños que nosotros hemos estudiado pueden ser reversibles si se elimina contaminación
En el caso de la contaminación, ¿cuáles son los agentes más peligrosos?
Clásicamente, había mucha literatura sobre el plomo. El impacto en el coeficiente de inteligencia que producía tener niveles de plomo más alto en la sangre hizo eliminar el plomo de la gasolina, lo que supuso un cambio en la industria mundial y en el sector automovilístico. ¿Este plomo de dónde venía? De la gasolina mayoritariamente pero también de otros lugares, como tuberías de plomo o de la industria. Se ha sospechado desde entonces que varios metales, inhalados en forma de partículas, podrían ser responsables de estos problemas de desarrollo del cerebro, que puede llegar a dar problemas de salud mental en los niños. Pero en la contaminación actual esto se ha ampliado no solo a los metales que puede haber en las partículas, sino en la partícula en sí misma. Lo que más preocupa últimamente son las partículas ultrafinas que emite directamente todo el parque móvil diésel y, en menor proporción, los coches a gasolina. Estas partículas también se formarían de manera secundaria, cuando los gases que hay en la atmósfera se coagulan o precipitan en forma de partículas.
Existen otros estudios que hablan de los efectos de la contaminación en las mujeres embarazadas.
Empezamos a investigar por ahí en el año 1994. Fuimos de los primeros que vimos que, cuando modelizábamos a partir de medidas en ciudades y casas, la contaminación que respiraba una mujer durante todo el embarazo tenía que ver con cierto retraso en el peso del bebé al nacer, o hasta podía aumentar moderadamente los partos prematuros. No era de la magnitud que produce el tabaco, que puede llegar a reducir un feto en 250 gramos. Aquí hablamos de 50 o 70 gramos, pero era notable. Estos hallazgos, que se han reproducido en numerosos estudios, abrieron la puerta a la investigación del impacto de la contaminación de las ciudades. Ya no hablamos solo de la contaminación industrial, sino de aquella que cualquier persona respira cuando camina, una fuente de emisión muy cercana. Primero se pensaba que la contaminación tenía efectos en el sistema respiratorio; a finales del siglo XX empezó a ser evidente que también produce efectos cardiovasculares; y en estos últimos años comenzamos a ver que va mucho más allá de los aparatos cardiovascular y respiratorio, y que produce una alteración reproductiva. Y esto es lo que ahora estamos estudiando en profundidad.
¿Estos efectos son reversibles?
Los efectos en el cerebro de los niños que nosotros hemos estudiado pueden ser reversibles si se elimina contaminación. Creemos que sí por evidencias indirectas. Un bajo peso al nacer tiene un impacto que se arrastra el resto de la vida. Por eso ahora estudiamos el impacto en el cerebro del feto y de los neonatos para ver si es reversible o no la exposición prenatal; pero lo que toda la medicina reproductiva sabe en estos momentos es que el impacto sobre el peso al nacer aumenta el riesgo de problemas respiratorios que se arrastran toda la vida.
Sacar los coches de la ciudad es un proyecto a largo plazo. Mientras eso no ocurra ¿qué podemos hacer?
Creo que esto del largo plazo tendría que cambiar. No deberíamos aceptarlo. Las evidencias son muy fuertes. Sabemos que la contaminación es uno de los primeros determinantes de pérdida de la salud. Se estima que provoca varios millones de muertes al año en el mundo, bastantes más de las que ha provocado el Covid-19. Hablamos de ocho o diez millones de muertes por partículas de combustión. Los cambios deben hacerse ya. Se tendría que limitar mucho más el tráfico alrededor de las escuelas. Actualmente aquí solo se ha intervenido en un 20% de los centros. En Londres, hace unas semanas, 500 escuelas hicieron un parón para exigir que ninguna familia llevara a los niños en coche a la escuela. Hay muchas cosas por hacer. Es muy complejo, pero hay que ir más deprisa de lo que vamos. Otros efectos del cambio climático que también afectan a la salud son las temperaturas y la variabilidad de las lluvias. La floración de las plantas se adelanta y se prolonga, lo que provoca efectos sobre las alergias y el asma. Hemos visto que las partículas contaminantes interactúan con el polen y cada vez se cuenta con más datos para confirmar que, donde hay vegetación y contaminación, crece aún más el riesgo de desarrollar problemas inmunitarios o de alergia.
Otros efectos que ha estudiado son la relación de la contaminación del agua y la comida por los disruptores hormonales. ¿Qué efectos tiene en salud de los niños?
El efecto mayor que hasta ahora hemos encontrado es sobre el crecimiento y la obesidad. Sí que hemos estudiado los efectos sobre el aparato respiratorio y, ciertamente, hemos visto que tienen efectos en el desarrollo del asma, por ejemplo, seguramente por su propiedad hormonal. Pero donde encontramos más efectos es sobre la obesidad, básicamente. La obesidad infantil es una gran epidemia y un problema muy grave.