El peligro de las altas temperaturas
Las temperaturas extremadamente altas son causa directa de un incremento de mortalidad por enfermedades cardiovasculares y respiratorias sobre todo en ancianos. En España, desde 2004 se trabaja con el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los efectos del exceso de temperaturas sobre la salud, del Ministerio de Sanidad. Este plan trabaja especialmente en la atención de enfermos crónicos, personas mayores y ancianos, personas con obesidad y otras patologías, personas que consumen drogas o alcohol o que están en tratamiento con determinada medicación y colectivos laborales bajo condiciones térmicas extremas, explican desde el Observatorio de Salud y Cambio Climático del Ministerio de Sanidad. Las temperaturas altas provocan además un aumento de los niveles de ozono y de otros contaminantes del aire que agravan las enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
El número de personas vulnerables expuestas a las olas de calor ha aumentado. Cuando las temperaturas son muy elevadas, el cuerpo activa sus mecanismos de defensa para mantener la temperatura del cuerpo dentro de un rango seguro. Por ejemplo, se dilatan los vasos sanguíneos para aumentar el flujo de la sangre y se produce más sudoración para crear enfriamiento por evaporación. Pero estos mecanismos tienen sus límites, especialmente en las poblaciones más vulnerables. En 2016, las personas mayores de 65 años que sufrieron los efectos de las olas de calor fueron 125 millones más que en 2000, según el informe Lancet Countdown 2017. Además, según el mismo estudio, la capacidad de trabajo disminuye en ciertas zonas y hay un mayor estrés por calor.
Y es que la capacidad laboral global de los agricultores ha disminuido en un 5,3% entre 2000 y 2016, a causa del aumento de las temperaturas y de la incapacidad para trabajar cuando hace demasiado calor. Se estima que, en 2050, las olas de calor causarán 120.000 muertes anuales más de lo habitual en la Unión Europea (UE), con un coste económico de 150.000 millones de euros si no se adoptan medidas adicionales, según la Agencia Europea de Medio Ambiente. Porque, actualmente, alrededor del 20% de los ciudadanos de la UE tienen más de 65 años y se calcula que esta parte de la población aumente hasta situarse en el 30% en 2050.
Las altas temperaturas también facilitan los incendios forestales –unos 70.000 cada año en Europa– que provocan víctimas mortales y daños materiales, pero también contaminación atmosférica, especialmente por partículas, que causa enfermedades y muertes prematuras. En el caso de España, durante el verano del 2018 los termómetros subieron por encima de los 40 °C, provocando incendios forestales y muertes por golpes de calor. Un escenario que puede repetirse en los próximos años ya que la tendencia es una subida de las temperaturas: en 2017 la media en nuestro país se incrementó en 1,6 °C, según el estudio Lancet Countdown Report 2018. A escala global, es probable que el calentamiento global aumente 1,5 °C entre 2030 y 2052, para rebajar esta cifra “las emisiones netas globales causadas por el dióxido de carbono (CO2) deberían reducirse en torno a un 45% con respecto a los niveles del 2010 para 2030”.
El mismo informe recuerda que la contaminación del aire es responsable de aproximadamente siete millones de muertes prematuras cada año a escala mundial, en gran parte pacientes con enfermedades cardiovasculares o respiratorias. Una contaminación que proviene de los incendios, pero sobre todo de los hogares, de la industria y del transporte. En España se produjeron casi 21.000 muertes por contaminación en partículas del aire en 2015, de las cuales un 23% fueron generadas por los hogares, un 19% por el transporte terrestre, un 10% por la industria y un 5% por las centrales eléctricas.