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El sueño arquitectónico de un apasionado de los automóviles

Torre Loizaga es un espectacular castillo reconstruido, de origen medieval, que alberga, en plena naturaleza, la colección de Rolls-Royce más importante de Europa.

POR Enric Ros | 10 Abril 2025

El viajero atraviesa un bellísimo paisaje, rodeado de montañas, hasta que llega a un alto en el concejo de Galdames, en la provincia de Vizcaya. Allí, de repente, se aparece ante él una imponente torre, cuyos orígenes se remontan al siglo XIV. Pero aún hay otra sorpresa: en su interior, encontramos el sorprendente Museo de Coches Clásicos y Antiguos, que cuenta con la colección más completa dedicada a Rolls-Royce del continente europeo.

Un sueño hecho realidad

Como bien cuenta María López-Tapia de la Vía, responsable de Comunicación de Torre Loizaga y sobrina de su fundador, “este fue el gran sueño de mi tío, su particular fantasía”. Miguel de la Vía, empresario y coleccionista originario de Galdames, se propuso recuperar este antiguo bastión defensivo del linaje Ochoa García de Loyzaga, que en ese momento se encontraba en un estado ruinoso.

De la Vía “empezó a reconstruir la torre en 1985, prácticamente desde cero”, dice López-Tapia. Durante décadas continuó con esta titánica tarea: “Una labor artesanal que le llevó primero a edificar los cuatro muros, y después a construir una terraza sobre el techo de los salones. Su idea era recrear un castillo, por eso añadió un foso y las murallas”.

Desde la infancia, De la Vía era un entusiasta de los automóviles. Los negocios le fueron bien. Esto le permitió “comprar un primer Rolls-Royce, el modelo Silver Shadow. Después adquirió el segundo, un Silver Cloud. Con el tercero fue cuando se propuso hacer la colección completa de los vehículos fabricados bajo titularidad británica”, explica López-Tapia. La joya de la corona fue conseguir los seis modelos de la serie Phantom, la más icónica de la marca, que solo se fabricó hasta 1972. Hoy, solo hay tres lugares en el mundo donde pueda verse dicha serie completa, y Torre Loizaga es uno de ellos.   

La historia del automóvil

El recorrido a lo largo de los seis pabellones del museo permite disfrutar de algunas de las grandes joyas de la automoción. Al tiempo, ofrece un amplio trayecto de la evolución en el diseño de estos coches, atravesando casi cien años de historia, desde el modelo más antiguo, el Silver Ghost de 1910, hasta un Silver Spur de los años noventa.

Las 45 unidades que conforman la colección de Rolls-Royce se complementan con una treintena de vehículos americanos y europeos que sirven para repasar los avances tecnológicos y el impacto que los coches han tenido en la cultura y la sociedad en estos dos últimos siglos. Así, a modo de ejemplo, en la primera sala, apodada “Los veteranos”, encontramos los modelos que hacían la competencia a Rolls-Royce, como el italiano Isotta Fraschini, el francés Delaunay Belleville y el español Hispano-Suiza. Y en el segundo pabellón hallamos otras joyas como un Mercedes 190 SL, un BMW 635 CSI, un Lancia Aprilia o un Porsche 911, que conviven con un imponente camión de bomberos Merryweather de 1939.

Foto antigua Torre Loizaga

 

Un enclave único para celebraciones

Desde el año 2000, el museo puede visitarse los domingos sin reservar, y el resto de la semana a previa petición. Además, Torre Loizaga, con su entorno natural de gran belleza, la arquitectura medieval, los extensos jardines engalanados con olivos centenarios y sus salones interiores, que abarcan más de 1.500 m2, es el enclave ideal para la celebración de bodas, cenas de gala y otros eventos. Así lo confirman la cena de inauguración del museo Guggenheim que se celebró en 1997, la espectacular gran boda india de 2015 o el Salón High Motors, que tiene lugar todos los años.

En plena naturaleza

López-Tapia tiene claro que Torre Loizaga es mucho más que una colección de coches única. “La comarca de Las Encartaciones es, probablemente, la más desconocida de Vizcaya. Todos los que nos visitan se sorprenden de que un lugar tan increíble como este se encuentre en mitad de la naturaleza, y a tan solo treinta kilómetros de Bilbao”.

Hoy, Torre Loizaga es unánimemente reconocida como una de las joyas del patrimonio cultural vizcaíno. Aquí se fusiona el legado del medievo con los grandes símbolos de la mecánica y el progreso, consiguiendo que naturaleza, arquitectura y tecnología convivan armoniosamente. Y todo ello gracias a la inspiración de un visionario que supo vislumbrar el potencial que aquellas ruinas tenían para convertirse en un majestuoso conjunto arquitectónico que alberga una colección de coches clásicos a la que dedicó toda una vida.

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