
Los medicamentos que cambiaron el mundo
Desde los primeros remedios de curanderos y botánicos de las culturas primitivas a la síntesis en laboratorio de anticuerpos monoclonales, la farmacología ha experimentado una evolución espectacular que ha servido para salvar millones de vidas.
Los avances de la ciencia han permitido progresar en el diseño de fármacos cada vez más precisos, cuya eficacia es comprobada en rigurosos análisis clínicos. Pero no siempre fue así. Hubo tiempos pretéritos en los que incluso los ciudadanos más cultos mostraban su recelo hacia los productos que los profesionales de la salud dispensaban a los pacientes. En su interesante Historia de los medicamentos, Alfredo Jácome Roca recoge las palabras que pronunció el filósofo Voltaire cuando se enteró de que un sobrino suyo quería estudiar Medicina: “Desgraciado, ¡cómo te atreves a estudiar un arte que consiste en administrar venenos que no conoces a organismos que todavía conoces menos!”.
Sin embargo, los primeros pasos que dieron los sanadores de las culturas primitivas, los botánicos, los primeros médicos y farmacéuticos o incluso los alquimistas fueron indispensables para establecer las bases de la futura investigación científica. Así, por ejemplo, ya en el siglo XVII la quina se utilizaba para el tratamiento de las fiebres en general y la malaria en particular. Finalmente, en 1820 Joseph Caventou y Pierre Pelletier consiguieron aislar la quinina, un alcaloide natural que sirvió para tratar la malaria hasta que fue sustituido por otros medicamentos sintéticos más eficaces.
La farmacología a través del tiempo
Durante siglos, el dolor se combatió con la morfina, una droga opiácea cuyos antecedentes pueden ser la adormidera o el láudano. El origen del uso de un analgésico, antipirético y antiinflamatorio tan popular como la aspirina, a su vez, puede remontarse a los antiguos egipcios, que ya descubrieron las propiedades medicinales de la corteza del sauce blanco. Pero lo cierto es que fue a finales del siglo XIX cuando consiguió sintetizarse el ácido acetilsalicílico que terminarían comercializando los laboratorios Bayer.
Otro de los pasos más significativos fue el descubrimiento, en 1921, de la insulina, la hormona que juega un papel determinante en la regulación de los niveles de glucosa del cuerpo, por parte de los científicos canadienses Frederick Banting y Charles Best. Gracias a ellos, en la actualidad millones de personas pueden controlar la diabetes, evitando múltiples complicaciones graves.
Dado que resultaría imposible abordar con detenimiento todos los hitos que la farmacología ha conseguido desde entonces, limitémonos a repasar algunos grandes momentos transformadores: En 1928, Alexander Fleming descubrió la penicilina, que serviría para tratar infecciones bacterianas y también para el desarrollo de otros antibióticos. Casi treinta años después, concretamente en 1955, se dio a conocer la vacuna contra la poliomielitis, desarrollada por Jonas Salk. Ese mismo año se puso a la venta en Norteamérica el paracetamol, fármaco con propiedades analgésicas y antipiréticas que pasaría a formar parte, prácticamente, de nuestra vida cotidiana.