el mirador del Roque de los Muchachos

La Palma, después del volcán

Un año después que la entrada en erupción del volcán convirtiera a la pequeña isla canaria en el centro de todas las miradas del planeta, las espectaculares coladas de lava han entrado en proceso de enfriamiento y han descubierto un paisaje más sorprendente que nunca. Es hora de volver a la Isla Bonita.

POR Neus Duran | 23 Diciembre 2022

Que el origen de las Islas Canarias es volcánico lo aprendemos en el colegio y nos lo recuerdan los folletos turísticos, pero muchos no fuimos realmente conscientes de ello hasta ser testigos de la virulenta erupción que, ahora hace un año, convirtió a La Palma en el centro de la atención mundial. Las espectaculares imágenes de la isla convertida en un hipnótico averno mantuvieron pegadas a las pantallas a personas de todo el mundo hasta que, en Navidad, se dio oficialmente por finalizado el fenómeno y comenzó la fase de enfriamiento de las coladas de lava.

Convertido el nuevo paisaje en un atractivo más de la que se conoce como la Isla Bonita, es un momento ideal para descubrir todos los atractivos que esconde este pequeño paraíso atlántico. La Palma

Con un intenso y omnipresente olor a pino, un paisaje en tonos negros, ocres y rojizos, frondosos bosques de laurisilva, profundos y escarpados barrancos y una imponente costa acantilada, se trata de un destino sin tráfico ni problemas de aparcamiento que invita a sumergirse en su naturaleza salvaje y en su relajado ritmo y olvidar, por unos días, el resto del mundo.

Senderismo, rutas en bicicleta para descubrir sus pueblecitos con encanto o buceo en sus cristalinas aguas repletas de cuevas son solo algunas de las posibilidades que ofrece esta isla, Reserva de la Biosfera. Uno de sus imprescindibles es disfrutar de sus espectaculares playas de arena negra y de las solitarias calas volcánicas y, por su puesto, darse un baño realmente único en alguna de sus piscinas naturales, como La Fajana (Barlovento) o Charco Azul (San Andrés y Sauces).

De La Palma al cielo

la palma después del volcán

Sin duda, uno de los factores que hace de este un destino único es su magnífico cielo nocturno; no en vano, fue reconocida como la primera Reserva Starlight del mundo, prestigiosa etiqueta que se otorga a los mejores lugares del planeta para la observación de las estrellas.

Esta extraordinaria visibilidad se debe, en gran parte, a que más de la mitad de su territorio cuenta con algún tipo de protección ambiental. Es el caso del Parque Nacional de La Caldera de Taburiente, surgido de un proceso de formación geológico de millones de años, en el que conviven múltiples microclimas y una vegetación de grandes contrastes. En su cota más alta, a unos 2.400 metros, y por encima del denominado mar de nubes, se alza el Observatorio del Roque de Los Muchachos, uno de los más importantes del mundo, al que se puede acceder mediante visitas guiadas. Más allá del observatorio, todo en la isla invita a disfrutar de las estrellas. Desde los hoteles y alojamientos de turismo rural, que suelen disponer de instrumental básico para observar el cielo, hasta empresas que ofrecen tours astronómicos con guías especializados. La oferta incluye también rutas de fotografía nocturna, paseos temáticos que aúnan vino y estrellas y recorridos a la luz de la luna. Los aficionados al senderismo encontrarán también cuatro caminos señalizados con elementos vinculados a los astros. Algunos restaurantes también sucumben a esta fiebre por las estrellas y bautizan sus platos con nombres de constelaciones.

Quienes quieran descubrir más sobre la cultura local, pueden dedicar unas horas a alguno de los pequeños centros expositivos de La Palma, como el museo Insular, especializado en la naturaleza, las bellas artes y la etnografía, o el curioso Museo del Plátano.

Y, por supuesto, no hay que dejar de degustar la gastronomía isleña. Se puede empezar con algún entrante, como un plato de chicharrones, un queso fresco o asado, seguido de carne de cabra en salsa o un filete de patudo –atún rojo– a la plancha, acompañado de las famosas papas arrugadas con mojo verde. Otra verdadera delicia que la isla debe a su clima tan especial son las frutas: ya sean plátanos, naranjas, aguacates o mangos, cualquiera de esos alimentos es aquí un manjar de los dioses.

Una experiencia única el Parque Arqueológico de El Tendal

Observar en primera persona el paisaje que nace tras la erupción de un volcán no es algo de lo que mucha gente pueda presumir. Son pocos los que viajan este año a La Palma y no quieren aprovechar la oportunidad única de vivir esta experiencia. Tanto autoridades como empresas de turismo y aventura han desplegado una serie de propuestas para hacerlo con total seguridad.

Los viajeros pueden conocerlo mediante visitas grupales, guiadas y autorizadas con cualquiera de las empresas habilitadas para ello, como La Palma Natural, Graja Tours o La Palma Transfer and Tours. Para obtener una panorámica de las coladas del volcán y aprender más sobre el tema, se puede acudir al Centro de Interpretación de las Cavidades Volcánicas “Caños de Fuego”, un espacio de divulgación que dispone de una zona expositiva, audiovisuales y, en las inmediaciones, un sistema de pasarelas flotantes que dan acceso al mirador de cristal flotante y Tubo Volcánico Cueva de Las Palomas.

También puede apreciarse el nuevo volcán desde el Parque Arqueológico de El Tendal, que se ubica en una enorme cueva natural en la que vivieron una veintena de Benahoaritas (aborígenes de La Palma) durante, como mínimo, mil años. Otros puntos desde donde contemplarlo son el Monumento a Fátima, la Plaza Iglesia de Tajuya o el Puerto de Tazacorte.

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