Siete faros con encanto que merecen una escapada
Estos singulares edificios, azotados por el mar y el viento, se han convertido en atractivos turísticos de primer orden.
Desde hace miles de años, han sido los grandes protectores de los marineros, iluminando las oscuras noches para guiar las naves y evitar trágicos naufragios. Envueltos en un aura romántica y ubicados en espectaculares parajes naturales, los faros ejercen una fuertísima atracción en la mayoría de nosotros.
En las costas españolas abundan; algunos de ellos siguen todavía en activo, y suelen ser estupendas atalayas para acercarse y gozar del paisaje que los rodea. Lo mejor es que, en los últimos años, muchos de ellos se han abierto al público y albergan pequeños museos temáticos, restaurantes o incluso habitaciones donde pasar una noche inolvidable. Hemos seleccionado algunos de los más atractivos para ti.
Siete faros para visitar en España
Faro de cabo de Palos (Murcia)
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Un total de 269 escalones llevan a la cima del faro de cabo de Palos, en la localidad murciana de Cartagena; se trata del segundo más alto del país, solo por detrás del de Chipiona. Este imponente edificio, ubicado en un rocoso promontorio, fue durante 40 años una escuela de fareros, donde se formaron los futuros aspirantes a esta profesión, y ha sido testigo de dramáticos naufragios a lo largo de su historia. Tras 155 años cerrado al público, desde 2019 los visitantes pueden disfrutar de sus vistas sobre las aguas mediterráneas y el pueblo marinero.
Faro de ajo (Cantabria)
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Ubicado sobre el cabo de Ajo, punto geográfico más septentrional de Cantabria, este faro ofrece impresionantes vistas de la desembocadura de la ría y de la bahía de Santander y, como telón de fondo, la Cordillera Cantábrica. Su popularidad como atractivo turístico se disparó hace cuatro años, cuando el artista cántabro Okuda San Miguel realizó sobre sus paredes una obra pictórica en torno a la diversidad faunística de la región, que, con un centenar de colores, es una auténtica explosión de vida de lo más instagrameable.
Finisterre (Galicia)
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Era, según creían los romanos, el lugar donde acababa el mundo conocido, lo que le valió el nombre de Finisterre (‘finis Terrae’). Este faro gallego, ubicado en la temible Costa da Morte, ha sido testigo de innumerables naufragios. Construido en 1853 para alertar a los barcos de los peligros de esta costa, actualmente sigue estando en activo. El antiguo edificio desde el que se emitían señales para la marina de guerra, ubicado a escasos metros del faro, es actualmente un albergue donde es posible alojarse. Para quienes solo deseen darse un capricho gastronómico, el propio faro cuenta con un restaurante.
Faro de Cap de Barbaria (Formentera)
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Nada menos que tres son los faros con los que cuenta la diminuta Formentera, de los cuales el que está ubicado en Cap de Barbaria, en el extremo sudoeste de la isla, es el más visitado. Debe su fama, en parte, a las emblemáticas escenas de la película Lucía y el sexo, con la que Julio Medem triunfó en la gran pantalla. A este faro, encarado a las costas africanas, solo se puede llegar a pie tras un paseo de dos kilómetros por un hipnótico paisaje presidido por una vegetación árida e inhóspita.
Torre de Hércules (Galicia)
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Tras vencer al gigante Gerión en una épica batalla que duró tres días, el poderoso Hércules cortó la cabeza a su rival y la enterró junto al mar, construyendo sobre ella una torre-faro para conmemorar la victoria. Esa es, por lo menos, la leyenda sobre el origen del faro de Hércules, en la ciudad de La Coruña, el más antiguo del mundo en funcionamiento, y declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco. El ascenso a sus empinadas escaleras tiene como premio una impresionante panorámica de la ciudad y de unas aguas atlánticas casi siempre azotadas por el viento.
Faro de Punta Cumplida (La Palma)
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Es difícil encontrar un lugar más romántico en el que alojarse y sentir todo el poder del océano; el faro de Punta Cumplida, enclavado desde hace más de 150 años en la pequeña isla de La Palma, alberga tres espaciosas suites y la infinity pool más impresionante que se pueda imaginar. Unas increíbles vistas desde una plataforma de 36 metros de altura, instalaciones para hacer yoga, una biblioteca y un coqueto y relajante jardín hacen de la estancia en este faro una experiencia inolvidable.
Faro de Cap de Creus (Gerona)
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Los barcos que surcaban la peligrosa costa del Cap de Creus, castigada sin descanso por la tramontana y el levante, han tenido desde 1853 como guía el faro de Cap de Creus. Ubicado en el parque natural del mismo nombre, uno de los escenarios naturales más salvajes y atractivos del litoral catalán, alberga un restaurante y una oficina de información. Quienes quieran vivir una experiencia realmente única, totalmente aislados del mundanal ruido, pueden alojarse en uno de los tres rústicos y acogedores apartamentos ubicados encima del restaurante.