Una colección de cromos que recopila 100 restaurantes
Este diciembre se ha presentado en Barcelona una colección de cromos autoadhesivos basada en un centenar de establecimientos de calidad.
Que el coleccionismo es afortunada tendencia es una verdad incontestable. A la gente siempre le ha gustado coleccionar, y hoy en día las opciones son muchas —muchísimas— para disfrutar con esta manera de sacarle gustirrinín a la vida. Y ahora llega una opción que mezcla el coleccionismo con la gastronomía. En Barcelona ha nacido el Álbum del Gourmet, una colección de cromos que es también una guía de restaurantes. Una manera —hasta cierto punto— nostálgica de recorrerte y coleccionar la ciudad. De restaurante en restaurante, de garito en garito y tiro porque me toca. Lo que cuenta es divertirse y coleccionar.
La iniciativa nace de dos hermanos restauradores, Rubén y Miguel Bermúdez. Cuentan con varios restaurantes en Barcelona y querían recuperar la bonita sensación del coleccionismo y del intercambio de sus infancias. Y deseaban hacerlo ayudando a promover la movilidad de los comensales por toda la ciudad. Así nació este álbum de cromos, el Álbum del Gourmet. Según nos cuenta Rubén, “que sepamos, no se ha hecho nunca, es algo nuevo. Eso nos pone contentos, pensar que hemos sido originales, y esperamos que la gente se anime a visitar y coleccionar”. Aunque los cromos, uno para cada restaurante claro, no se consiguen únicamente acercándose a los locales para comer o para cenar. “Haremos durante todo el año 2025 unos encuentros de coleccionistas. Espacios y momentos para hacer el tengui-falti-falti-tengui, para intercambiar. Será probablemente en locales tipo coctelería, pensados para poder charlar informalmente, y así serán momentos divertidos, donde contactar con otros coleccionistas y, claro, también poder cambiar cromos para terminar la colección.”
El álbum de Barcelona estará en activo durante este 2025, y la intención es que, si el personal coleccionista se anima y se engancha a la aventura, “haya ediciones en otras ciudades, que la idea se expanda”, cuenta Rubén, “y también que se repita en años venideros. Esta es una aventura que en cierta parte es algo loca, pero esperamos que cuaje y podamos hacerla crecer aún más”.
¿Cómo se consiguen los cromos?
El formato de los cromos es autoadhesivo, y se consiguen con cada comida o cena en el restaurante. Se reparten en las páginas del álbum rodeados de frases cortas que animan a ‘chuparse los dedos’, a ‘pedir otra’ o a ‘que sean dos’. Y hay un apartado final donde cada coleccionista puede apuntar sus impresiones personales sobre cada local. También incluye un set de pegatinas o gomets con distintas anotaciones para repartir por todo el álbum: el mejor ambiente, el más romántico, el que tiene una gran bodega… y así unos cuantos más. La idea es que cada álbum termine siendo una pequeña obra personalizada con impresiones y apuntes. Rubén nos cuenta que “inicialmente, queríamos agrupar los restaurantes por barrios de la ciudad, pero como hay cierto desequilibrio entre los distintos barrios, al final los hemos distribuido en el álbum según criterios del propio diseño: afinidad gráfica, colores similares… Hemos dejado que el diseño marcara el ritmo en la distribución”.
Los cromos se facilitan a los comensales una vez que han visitado para comer o cenar alguno de los locales. Como el perfil de los restaurantes es variado, se han clasificado los cromos en dos tipos: los de comida/cena de 40 euros y los de comida/cena de 70 euros. Este valor va en función del tipo y perfil de local. Por cada cuenta que hagas, te darán los cromos que corresponda.
El intercambio para completar el álbum
Esta no sería una colección como es debido si se obviara la posibilidad de intercambiar cromos. Además de ser complicado visitar cien locales en un año —atención, porque los primeros que consigan completar la colección tendrán premio en forma de cenas gratuitas—, divertirse conociendo a otros coleccionistas forma también parte de la gracia. Así, que han preparado intercambios que de entrada se planifican como quincenales. “Será en alguna de las coctelerías que participan en el álbum, convocaremos a los coleccionistas y así podrán venir a intercambiar. Esperamos y deseamos que esos momentos se conviertan en pequeñas fiestas. Y que esa alegría sea contagiosa. Es una propuesta pensada para divertirse y disfrutar”, nos cuenta Rubén. Así que ahora llega nuestro turno, el de los coleccionistas y aficionados a los cromos, de sonreír y masticar.