El cambio climático, responsable de las alergias del futuro
Los expertos alertan que, en 2050, el 50% de la población mundial sufrirá alguna alergia. Entre los causantes de esta situación citan al cambio climático y a la contaminación, que están convirtiendo a las alergias en una de las pandemias no contagiosas más importantes de nuestros tiempos
La Organización Mundial de la Salud lleva años alertando de una cifra muy preocupante: para 2050, la mitad de la población mundial padecerá algún tipo de alergia. Y en esto tendrá mucho que ver la alimentación, la contaminación y el cambio climático que, lejos de ser una preocupación futura, está demostrado que es un problema que ya está sufriendo la sociedad actual. En Europa, actualmente, un 33% de los nuevos casos de asma infantil son consecuencia de la contaminación atmosférica. De hecho, los contaminantes –que también son responsables del cambio climático– tienen un papel clave en el incremento de alergias al polen, por ejemplo. La contaminación daña el aire que respira la población, pero también la tierra y el mar, de donde salen los alimentos básicos. Así, a diario, las personas están expuestas a productos tóxicos que ingieren sin saberlo e inspiran aire sucio que acaba irritando y provocando reacciones del sistema inmunitario. Esta relación entre alergias y contaminación explica que, hoy día, sean precisamente los países desarrollados los que más sintomatología presentan.
Más polen, más estornudos
El cambio climático afecta, entre otros aspectos, al ciclo de vida de las plantas y de los animales. En 2021, la revista científica PNAS –la publicación oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos– ya avisaba: en comparación con el año 1990, hoy la temporada de polen empieza antes, cerca de 20 días, y termina una semana más tarde. Esto se traduce en que las plantas y árboles producen un 21% más de polen y, por lo tanto, la temporada de alergias empeora y se hace más intensa. Así, las personas alérgicas al polen iniciarán antes su temida alergia estacional y les durarán más los síntomas. Algo que afecta a entre el 10% y el 40% de la población, que se estima que padece rinitis alérgica a causa de la exposición al polen. Además, mientras que el ciclo de vida del polen es, aproximadamente, de dos horas, su capacidad para provocar una reacción alérgica es indefinida. El autor de este informe americano explica también que, debido al aumento global de temperaturas y de las altas concentraciones de dióxido de carbono en el aire, las plantas están produciendo aún más polen. Pero esta mayor concentración de polen no afecta únicamente a las personas alérgicas. Este aumento del alérgeno por el aire facilita la aparición de nuevas alergias. Por otro lado, más allá de la proliferación del polen, el cambio climático también provoca que muchas plantas acaben alterando su distribución. La falta de agua o las temperaturas extremas están ocasionando que algunas busquen lugares con climas más óptimos, forzando la redispersión e, incluso, la extinción de algunas especies. Eso provoca que los alérgenos “viajen” y propaguen sus síntomas.