
¿Es saludable el baño en ríos o pantanos?
Disfrutar del verano y de un buen baño no debe ser incompatible con darse un chapuzón seguro.
Refrescarse y darse un chapuzón es, sin duda, una de las mejores formas de combatir el calor y las altas temperaturas. Pese a que, en la mayoría de casos, se piensa en un baño en la playa, hay muchas otras opciones donde disfrutar de una buena inmersión para aquellos que no son amantes del agua salada.
Sí, hablamos de piscinas, pero también de embalses, ríos o pantanos, que son igual de eficaces a la hora de superar una asfixiante ola de calor. Bañarse en estos enclaves puede ser una experiencia muy agradable, pero depende mucho de la calidad del agua, las condiciones del entorno natural –un grave problema, por ejemplo, es el desecho de las colillas de cigarro– y las precauciones que tomemos cada uno de nosotros antes del chapuzón.
A la hora de refrescarse en este tipo de aguas abiertas –como un río o embalse– es importante tener ciertos cuidados. Lo primero es que únicamente nos podemos dar un baño en aquellas zonas que están señalizadas, permitidas y preparadas para ello. Y es que no todos los ríos o pantanos permiten el baño. En muchos de estos enclaves, está expresamente prohibido sumergirse porque es peligroso para la salud.
Los peligros de bañarse en un pantano o en un río
Para que un baño sea refrescante y divertido, pero también seguro, hay que ser cautelosos. Desde golpes o cortes hasta ahogamientos o contacto con virus, bacterias, hongos o parásitos presentes en el agua. Bañarse en lugares no aptos comporta una serie de riesgos para la salud que pueden echar a perder unas ansiadas vacaciones.
Las aguas dulces como embalses, pantanos o ríos, por lo tanto, pueden comportar ciertos peligros para las personas. Por un lado, el agua no siempre será de calidad ni estará tratada. El agravante aquí es que un agua de mala calidad está relacionada, por ejemplo, con una posible contaminación bacteriana que podría causar infecciones gastrointestinales o en la piel.
Además, suele estar sometida a grandes cambios de temperatura que causan fuertes corrientes de agua,que son peligrosas incluso para nadadores con experiencia. Es importante tener en cuenta que, aunque el agua del río parezca tranquila, con los cambios de corriente, el agua más superficial es más fría que la del fondo. Eso provoca movimientos que no pueden preverse.
En los embalses, por otro lado, hay que vigilar que no se abran compuertas y, con ello, se generen esas peligrosas corrientes de agua que son, en muchos casos, la principal causa de ahogamientos. Si una persona se ve atrapada en una, el consejo es no nadar en contra, sino en paralelo a la orilla.
Medidas adecuadas de prevención
Además de todo esto, la Fundación io recuerda que no siempre los fondos de pantanos o ríos son fiables. Pueden acumular piedras, raíces, algas, objetos punzantes y otros restos enterrados que causan enganchones, tropezones o lesiones que ponen la vida de las personas en peligro. Por eso, se recomienda entrar en estos enclaves con calzado adecuado. Es una medida preventiva y muy eficaz para evitar heridas y cortes en los pies o, incluso, lesiones y caídas.
Finalmente, otro de los peligros de bañarse en este tipo de aguas dulces son los posibles golpes y traumatismos. Es muy peligroso tirarse de cabeza si no se conoce la profundidad, porque puede provocar golpes en la cabeza o lesiones medulares muy graves.
Como ves, bañarse este verano en un río o pantano puede ser una experiencia divertida y refrescante. Pero también un recuerdo nefasto si no se toman las precauciones necesarias, como solamente bañarse en lugares seguros y autorizados. Una vez dentro, es crucial evitar tragar agua y usar calzado acuático. Por último, ya en casa, lo mejor que podemos hacer es darnos una ducha para eliminar posibles patógenos y prevenir, así, infecciones.