Más allá de la pérdida de memoria
La demencia vascular es un trastorno que se desencadena al reducirse la sangre que riega el cerebro y afecta al 1,6% de los pacientes de más de 65 años. Es el segundo diagnóstico de demencia más frecuente después de la enfermedad de Alzheimer y puede desarrollarse sola o junto con otra forma de demencia.
La demencia vascular es un “deterioro cognitivo que aparece en pacientes que han tenido enfermedades cerebrovasculares como un ictus o hemorragias cerebrales, y que produce una pérdida de facultades mentales”, explica la doctora Elena Elvira, neuróloga de HLA Vistahermosa. Es decir, está causada por una serie de pequeños accidentes cerebrovasculares a lo largo de un período prolongado de tiempo. Añade la doctora que, en ocasiones, una misma persona puede desarrollar una demencia mixta, por ejemplo por enfermedad de Alzheimer sumada a una demencia vascular. Las causas de esta patología neurodegenerativa son varias. Por un lado, afirma Elvira, “se produce un daño cerebral por isquemia y por anoxia (falta de oxígeno)”, pero también influyen factores como la hipertensión arterial mantenida durante años, sobre todo si no está bien controlada, el tabaquismo, la obesidad, el consumo de tóxicos o la diabetes. Cuanto más saludable esté una persona, más favorable será su pronóstico de demencia. Y, entre los factores de riesgo, no hay que olvidar la edad. A medida que la población envejece son más habituales estas enfermedades, “tanto por el envejecimiento de los vasos como por la mayor presencia de factores de riesgo cardiovascular e ictus”, puntualiza.
La presión arterial alta, problemas con el ritmo cardíaco, tener diabetes o el colesterol alto pueden aumentar el riesgo de sufrir deterioro cognitivo y padecer una demencia vascular.Los pacientes con demencia vascular padecen un deterioro cognitivo que, en fases iniciales, suele aparecer como una “dificultad en la planificación, concentración, atención, lentitud ideatoria y cierta apatía”, analiza la doctora. Pueden tener problemas con el lenguaje a la hora de encontrar la palabra correcta o tener dificultades para seguir instrucciones. Es lo que se conoce como deterioro cognitivo de perfil “disejecutivo o fronto-subcortical”, que es muy distinto al patrón inicial, por ejemplo, del alzhéimer, donde los primeros fallos suelen afectar a la memoria reciente. No obstante, con la progresión de la demencia vascular puede verse cada vez más afectada “la memoria de trabajo, la fluidez verbal e incluso la marcha y el aprendizaje”, afirma Elvira. Es decir, el deterioro en la capacidad intelectual derivado de la demencia afecta, irremediablemente, el funcionamiento social y la vida cotidiana del paciente.
Para llevar a cabo el diagnóstico de esta patología se realiza una entrevista clínica, una exploración neurológica y una valoración cognitiva. Además, son necesarias analíticas y pruebas de imagen cerebral, como una tomografía axial computarizada (TAC). En los últimos años, gracias a nuevas pruebas se ha avanzado mucho en el diagnóstico de este tipo de demencias, un aspecto primordial a la hora de iniciar cuanto antes el tratamiento, que se centrará en prevenir futuros accidentes cerebrovasculares. Este, sea mediante fármacos o terapias rehabilitadoras físicas y cognitivas, debe ser individualizado. Si no se corre el riesgo, como comenta la doctora, de “la aparición de nuevos ictus o nuevas lesiones cerebrovasculares”. Asegura, además, que en los pacientes en los que no se controla la aparición de nuevo daño neuronal, “el pronóstico es peor que en aquellos en los que conseguimos frenar el daño cerebrovascular”. Una demencia vascular no tiene cura definitiva, “pero sí podemos tratar de controlar ciertos síntomas que puedan ir surgiendo a lo largo de la enfermedad. En este punto, es vital que el paciente “confíe en nosotros y que seamos accesibles”.
Cómo prevenir la demencia vascular
La mejor prevención posible es llevar un estilo de vida saludable que ayude a reducir los factores de riesgo cerebrovascular. Es muy importante hacer hincapié en las personas mayores en el control de la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia o la diabetes. En este sentido, mantener la presión arterial en el nivel normal ayuda a prevenir tanto la demencia vascular como otras enfermedades neurodegenerativas. Hoy día, existen muchos dispositivos para medir de forma ambulatoria o en casa la tensión arterial y la frecuencia cardíaca. Son aparatos “capaces de detectar hipertensiones arteriales y arritmias que hasta entonces no habían sido diagnosticadas”, y con ello permiten, mediante la prevención, “disminuir el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo”, cree la doctora Elena Elvira. Además, recuerda la neuróloga, es indispensable abandonar hábitos tóxicos y perjudiciales para la salud como el alcoholismo y el tabaquismo, “y aplicar tratamientos de prevención para arritmias cardíacas que se hayan relacionado con la aparición de ictus”. Finalmente, el ejercicio físico moderado diario y la dieta mediterránea son grandes aliados para mantener un buen estado de salud. Así, una alimentación con alta presencia de vegetales, frutas y cereales integrales aporta la cantidad necesaria de antioxidantes que necesita el organismo para contrarrestar el efecto que los radicales libres tienen sobre las neuronas.
Dra. Elena Elvira
La doctora Elena Elvira forma parte del equipo médico de la Unidad de Neurología de HLA Vistahermosa, donde prima el buen trato al paciente y un abordaje diagnóstico-terapéutico adecuado a todos los pacientes con enfermedades neurológicas. Se formó como neuróloga en el Hospital General Universitario de Alicante y se especializó en la Unidad de Demencias de San Vicente, centro de referencia para este tipo de enfermedades mentales en la provincia de Alicante.