Clínica Grávida

Por fin... ¡Estamos embarazadas!

Cada pareja o madre representa una historia, una situación diferente y un deseo. Este es el sueño de Nuria y Cristina que, tras meses de ciclos, por fin van a ser madres. “Lo repetiríamos mil veces”.

Martí llegará en unas semanas. Será el mejor regalo para Nuria y Cristina, que se conocieron hace diez años. Hace siete que conviven y siempre han querido ser madres. Según datos del estudio “Familias homoparentales en España: integración social, necesidades y derechos” de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), en 2019, antes de la pandemia, el 73% de las familias homoparentales recurría a las técnicas de RA para tener descendencia. Hasta hace unos años, las parejas de mujeres se sometían a una inseminación artificial o fecundación in vitro. Actualmente, la técnica ROPA (recepción de óvulos de pareja) permite que ambas mujeres participen en el proceso reproductivo. Ahora, casi un 10% de parejas optan por él, según el informe.

Cristina y Nuria son una de ellas. “Cuando decidimos dar forma a nuestra idea bucólica de ser madres, nos informamos muchísimo, buscamos asesoramiento en los centros de familias LGTBI y allí conocimos el método ROPA”, recuerda Cristina. Ambas tenían muy claro que querían participar de forma activa y es algo que esta técnica posibilita: una de las mujeres aporta los ovocitos (madre genética) y la otra mujer gesta el embrión en su útero (madre gestacional).

Aunque la tasa de éxito del método ROPA es una de las más altas en tratamientos de reproducción, entre el 65-70%, este está muy ligado con la edad y la reserva ovárica de la mujer donante. La Sociedad Española de Fertilidad (SEF) señala que con el paso del tiempo disminuye tanto el número como la calidad de los óvulos. Así, a los 40 años la probabilidad de embarazo de una mujer es del 5%, y a los 30 años es del 20%.

Datos ra

“Empezamos a mirar clínicas y a las pocas semanas llegó la pandemia, así que tuvimos que frenar nuestro proyecto”, explica Cristina. Ellas no habían iniciado ningún ciclo aún, pero el efecto de esta crisis en la natalidad será devastador. La SEF remarca que el Covid-19 obligó a cancelar más de 14.000 ciclos de reproducción. Pero una vez se toma la decisión de tener un hijo, la ilusión puede con todo. Así que una vez reabiertas las clínicas de reproducción, como muchas otras familias, Nuria y Cristina siguieron visitando centros. Finalmente, esta pareja optó por la clínica de reproducción Grávida “por la empatía y el feeling que notamos con el equipo médico”, argumenta Nuria. Para ellas, era vital que compartieran “valores familiares” y tener una relación cercana, ya que son tratamientos largos y complejos y no siempre se obtienen los resultados esperados.

Un largo camino

El primer paso en el ROPA es realizar una valoración preconcepcional que incluya, entre otros, el recuento de folículos antrales –reserva ovárica– para definir qué miembro de la pareja recibirá los embriones en el útero. Cada mujer vive el deseo de ser madre de manera distinta. En el caso de Cristina y Nuria fue un proceso muy natural. “Yo quería ser madre, pero nunca me imaginé embarazada”, cuenta Cristina. En cambio, Nuria, desde niña, quería vivir la experiencia de gestar a su bebé. Por tanto, ellas llegaron a la consulta con las expectativas resueltas. Aunque, sus cuerpos dibujaron un primer escenario distinto. “La opción que planteábamos de donante y gestante no era la mejor en cuanto a posible embarazo, pero nuestra doctora empatizó al 100% y nos animó a probar”, narra Nuria. En el caso de las parejas de mujeres, existe el doble de posibilidades respecto a las parejas heterosexuales, ya que hay dos mujeres que pueden aportar óvulos.

Cuando decidimos dar forma a nuestra idea de ser madres, nos informamos mucho y conocimos el método ROPA. Era perfecto porque nos permitía a las dos formar parte activa del embarazo

Finalmente, superaron el primer bache. Cristina iniciaba su medicación para donar los óvulos. “Fue lo que me esperaba, me avisaron que podría tener altibajos anímicos”, recuerda. Se cuidó más que nunca y cree que todo sirvió “para responder después tan bien al tratamiento”. Cristina pasó de unas opciones muy bajas de generar embriones a disponer de muchos y de gran calidad. De hecho, la pareja decidió congelar algunos por si, en el futuro, desean ser madres de nuevo. Y lo hicieron en el mejor momento. Cristina tiene 30 años y los expertos recomiendan vitrificar los óvulos antes de los 35 para garantizar mayor número y calidad.

“El espectro de la infertilidad es enorme, pero saber cuál era el problema de nuestros embarazos fallidos nos ayudó a mantener las esperanzas”

Inicio del proceso

Nuria y Cristina
Nuria y Cristina

Paralelamente, Nuria se preparaba médicamente para sincronizar su ciclo con Cristina. “A los cinco días de la punción, se hizo la transferencia”, explica. Fueron días de nervios, recuento de ovocitos, llamadas y analíticas. Todo parecía ir bien, aunque al llegar a la primera ecografía sufrieron una pérdida gestacional. La primera. “Solamente se había formado la bolsa, pero no había embrión dentro”, describe. Fue un momento inesperado y duro que revivieron más tarde. A los dos meses, lo intentaron por segunda vez. Y el resultado fue el mismo: analítica positiva, pero aborto. Cuando una pareja sufre dos pérdidas, empiezan las pruebas en busca de la causa. 

En su caso, fue una pequeña infección, endometritis. Se solucionó con medicación y Cristina y Nuria se prepararon para la tercera transferencia. Nuria asegura que “el espectro de la infertilidad es enorme”, pero que en esta última ocasión “como sabíamos cuál había sido el problema anterior, teníamos muchas esperanzas”. Y ya lo dice el refranero: a la tercera va la vencida. ¡Embarazadas!

Gestionar emociones

Estos tratamientos cuentan con una importante implicación emocional. Muchas parejas necesitan asesoramiento y atención psicológica. Es un servicio que las clínicas de reproducción tienen a su disposición porque  el 41% de las pacientes todavía cree que es el principal aspecto a mejorar de un tratamiento de reproducción. Aun así, el 96% de las mujeres que ha recurrido a la RA la recomendaría, según la Encuesta Merck sobre los primeros pasos hacia la maternidad. Cristina y Nuria también: “Volveríamos a vivir esto mil veces”. Pasar por ciclos de reproducción puede generar estrés o angustia y es importante cuidar a la pareja. Nuria y Cristina han sabido ponerse una en la piel de la otra todos estos meses. Ahora ya esperan a Martí, con ganas de tenerlo entre sus brazos y formar un nuevo equipo de tres.

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