El sector de la salud a través de la economía circular
El paso a un modelo basado en la reducción, la reutilización y el reciclaje es esencial para asegurar la pervivencia de nuestro planeta. Aun así, la plena aplicación de esta forma de entender la economía supone un verdadero desafío para un sector como el sanitario.
Hubo un tiempo en que parecía que no existía ningún límite para la producción y el consumo. Afortunadamente, el modelo económico basado en el viejo adagio que afirma que “más es siempre más” está ya pasando a la historia. Los retos que impone el cambio climático y los deseos de transformación de una ciudadanía cada vez más comprometida con la protección de nuestro planeta están favoreciendo el paso de una economía lineal (basada en producir-consumir-desechar) a otra circular (con criterios como compartir, arrendar, reutilizar, reparar y renovar).
Ya en 2020 se publicó el nuevo Plan de Acción de Economía Circular de la Unión Europea y también se aprobó, por acuerdo del Consejo de Ministros, la Estrategia Española de Economía Circular España Circular 2030. Los objetivos fundamentales de estas iniciativas pueden resumirse en tres ideas esenciales: necesitamos que los productos, materiales y recursos puedan mantenerse en la economía durante el mayor tiempo posible, que se reduzca al máximo la generación de residuos y que se aprovechen debidamente aquellos que sean inevitables.
Pero esto, desde luego, no es nada fácil, ya que exige una serie de cambios profundos que afectan especialmente a los sectores considerados estratégicos, como los de bienes de consumo, el automotriz, las infraestructuras, la logística y los transportes o el turismo y los servicios públicos.
Las previsiones para 2050
Los residuos que se producen en los hogares y las empresas no dejan de aumentar. Cada año se generan en todo el mundo más de 2.000 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos. La previsión, si no tomamos medidas con rapidez, es que en 2050 aumenten más del 50%, hasta llegar a los 3.800 millones de toneladas anuales.
Como bien se explica desde la página web del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), esto “son malas noticias para la Tierra, porque los residuos contribuyen a la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación”.
Afortunadamente, aún estamos a tiempo de reaccionar. Según el WEF, si el mundo entero apuesta decididamente por un enfoque basado en la economía circular, en 2050 el mencionado volumen de residuos podría reducirse hasta en unos 2.500 millones. Además, a la larga, este nuevo modelo permitiría disminuir los costes en la gestión de residuos respecto a los procedimientos actuales.
El impacto de la sanidad en el planeta
El ámbito de la salud es, como bien explica Rubén Aller, consultor especializado en economía circular en sanidad, uno de los que debe enfrentarse a retos más importantes. Como es sabido, el correcto funcionamiento de un hospital ha implicado durante mucho tiempo un alto consumo energético, así como una considerable huella de carbono.
“De hecho, la atención médica supone aún hoy el 5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Si el sector sanitario se considerara como un país, sería el quinto mayor emisor del planeta”, explica Aller. Esto supone tomar medidas drásticas que permitan asegurar una atención sanitaria de calidad reduciendo al máximo el impacto sobre el medio ambiente. Como afirma Aller: “Tenemos que actuar, y debemos hacerlo ya”.