Una escapada por el norte de Mallorca
Más allá de sus reputadas playas, la más grande de las Baleares cuenta con otros atractivos para disfrutarla en profundidad; muchos de ellos se concentran en el sofisticado norte de la isla.
Tierra, mar y aire
Ya sea en velero, en yate o en un laúd típico mallorquín, existen propuestas para todos los gustos para disfrutar de la navegación por las azules aguas del litoral de la isla. Quienes, además, la quieran disfrutar por tierra recorriendo algunas de sus sinuosas carreteras, tienen la opción de alquilar un descapotable, un vehículo vintage o un vehículo todo terreno en alguna de las muchas empresas que lo ofrecen. Los que quieran admirar la isla desde el aire pueden optar por propuestas como la de Mallorca Balloons, que ofrece salidas para grupos y vuelos exclusivos para cuatro personas, acompañados de algunos de los mejores pilotos del mundo.
Bodegas locales
Pocos saben que Mallorca oculta más de 70 bodegas, muchas de las cuales ofrecen visitas guiadas y degustaciones. Constituyen una excelente forma de adentrarse en la cultura isleña, y muchas de las más interesantes se concentran en el norte. En Banyalbufar, una localidad que se asienta sobre bancales de viñedos escalonados que descienden hasta el mar, producen caldos como la malvasía, un blanco dulce. Se puede degustar, por ejemplo, en la bodega Son Vives. Cerca de Pollença se encuentra otra de las que bien merece una visita, la bodega Can Axartell. Está excavada en una roca y produce un vino 100% ecológico con una técnica única.
Entre redes y olivos
Los productos gastronómicos locales inspiran algunas de las actividades más originales que se pueden hacer en la isla. Para vivir una experiencia única, empresas como Pescaturismo Mallorca organizan jornadas marítimas en las que el viajero acompaña durante un día a pescadores locales para capturar piezas que posteriormente se cocinan en el barco con un arroz marinero. Otro producto muy vinculado a esta tierra es el aceite, hasta el punto que muchas fincas mallorquinas tenían molino propio. Desde hace unos años predominan las actividades en torno a ellos, como las visitas a almazaras, las cenas temáticas o las rutas entre olivos centenarios.
Galerías de arte
Con vistas al Mediterráneo, estrechas callejuelas salpicadas de buganvillas, cipreses y palmeras y majestuosamente encaramada a una montaña, Deià tiene un atractivo único que invariablemente enamora a quien la pisa. Además de probar alguno de sus restaurantes de primer nivel, otro must aquí es pasear por sus galerías de arte, boutiques y talleres de artesanos. Quienes puedan permitírselo, pueden alojarse en el Belmond La Residencia, donde los huéspedes disfrutan de la galería de arte del hotel, Sa Tafona. Además, los artistas residentes del establecimiento ofrecen clases de pintura y escultura a los huéspedes, que incluso pueden realizarse en la playa.
Port Pollença
Disfrutar de la amplia oferta de deportes acuáticos es obviamente un plan siempre a tener en cuenta en Mallorca. Una de las localidades que ofrece más propuestas en este sentido es Port Pollença. Empresas como Sailaway Charters organizan rutas en barco y salidas de pocas horas o de toda una jornada para realizar buceo y esnórquel, mientras que en Sail & Surf Pollensa los que quieran practicar surf y windsurf hallarán un amplio catálogo de propuestas. Los que prefieran iniciarse en el manejo del kayak, o bien perfeccionar su técnica y convertirse en auténticos expertos, pueden dirigirse a empresas especializadas como Piraguas G.
Entre naranjos
Un antiguo y nostálgico tranvía de madera conecta la capital, Palma de Mallorca, con el pueblo de Sóller, uno de las más auténticos y animados de la isla. Enclavado en un valle de aromáticos naranjos, sorprende por sus animadas plazas repletas de terrazas donde sirven excelentes zumos recién exprimidos. Aquí se encuentran algunas de las construcciones arquitectónicas más destacadas de la isla, con antiguos palacios y casas señoriales de estética francesa. A pocos pasos del centro, el Jardí Botànic exhibe muchas variedades de plantas de las islas, mientras que en Can Prunera pueden verse obras de Kandinksy, Picasso, Warhol o Barceló.