4 herramientas emocionales para sentirse mejor
El cuidado de uno mismo es primordial para sentirse bien. Para ello, es importante adoptar siempre un estilo de vida saludable
Un estilo de vida saludable es indispensable para encontrarse bien por dentro y por fuera. En estos buenos hábitos se encuentra una alimentación sana y equilibrada, un descanso adecuado y la realización de actividad física de manera regular, y siempre adaptada a cada persona. Finalmente, un entorno empático y de confianza, y el autoconocimiento, harán que la salud mental se mantenga fuerte.
1. Alimentación sana
El tipo de alimentos y la dieta que sigue una persona influye, y mucho, en su salud mental. Un consumo habitual de frutas, verduras y pescado se ha comprobado que ayuda al equilibrio emocional. Contrariamente, las dietas altas en procesados, azúcares y grasas se asocian a desequilibrios emocionales. Una alimentación sana, como la dieta mediterránea, puede reducir el riesgo de depresión.
2. Deporte
Realizar de forma regular deporte y actividad física reduce el estrés y la preocupación. Además, esta práctica previene la aparición de ansiedad, depresión u otros trastornos mentales. Al moverse, el cuerpo segrega serotonina, que es la hormona que eleva la autoestima y mejora la confianza en uno mismo. El deporte también es bueno para estimular la inteligencia emocional; es decir, el autocontrol de las emociones y el autoconocimiento.
3. Entorno
Las personas deben ser eficientes en la búsqueda de amistades y aficiones, así como en el aprovechamiento del tiempo. Las relaciones tóxicas –sean familiares, amistades o de pareja– merman la estabilidad mental, crean inseguridad emocional y rebajan la autoestima. Buscar buenas compañías con las que realizar actividades en común es, en cambio, muy positivo para el estado de ánimo.
4. Autoconocimiento
La necesidad del autoconocimiento se ha puesto en valor en los últimos tres años. La pandemia ha demostrado que conocerse a uno mismo es la base para poder estructurar una vida emocional sana. Identificar los sentimientos que genera una cierta situación y preguntarse por qué han aparecido ayuda a encontrar respuestas y reducir el malestar. También permite afrontar los problemas del día a día con mayor eficiencia.
