Cómo preparar pollo al ajillo
El pollo al ajillo es una de aquellas recetas tradicionales que nunca fallan. Hoy te explicamos el paso a paso para lograr hacer este plato estrella en tiempo récord.
El ingrediente principal de esta receta es un básico de la cocina. Hablamos del pollo, la proteína magra por excelencia. No solo es un alimento accesible, sino que también ofrece muchas posibilidades a la hora de preparar recetas fáciles y saludables.
El pollo se considera una fuente de proteína animal de alto valor biológico, ya que aporta todos los aminoácidos esenciales en cantidades adecuadas. Las proteínas suponen alrededor del 20% de su composición. Según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), su contenido en grasa es mayoritariamente de tipo monoinsaturada (ácido oleico) y, en menor cantidad, de tipo saturada (ácido palmítico). Respecto al contenido de micronutrientes, destaca la presencia de fósforo, vitamina B3 (niacina) y vitamina B6 (piridoxina).
Por otro lado, el ajo también cuenta con un perfil nutricional interesante. Se trata de un alimento con componentes sulfurados, que le otorgan propiedades antisépticas, antiinflamatorias, bactericidas y antifúngicas, entre otras. El ajo se usa en gran parte de las recetas más típicas de la dieta mediterránea, como el sofrito, el alioli o la sopa de ajo.
El pollo al ajillo es una receta muy rápida y fácil de hacer. Es un plato que puedes tener listo en menos de media hora. En cambio, el resultado es delicioso y perfecto para evocar una cocina clásica y tradicional.
Ingredientes para 4 personas:
- 1 kg de pollo entero (limpio y troceado)
- 5 dientes de ajo
- 1 vaso de vino blanco
- 1 cucharada sopera de harina de trigo
- 500 ml de caldo de pollo
- 1 chorrito de zumo de limón
- 20 ml de aceite de oliva virgen extra
- 1 pizca de sal
- 1 pizca de pimienta negra
Con tal de lograr una comida o cena más completa, esta receta podría servirse con un acompañamiento a base de vegetales (como una ensalada o una crema de verduras) y una guarnición rica en hidratos de carbono complejos (por ejemplo, unas patatas al horno o un poco de arroz integral). De esta forma, obtendremos un menú saludable con todos los elementos para seguir el método del plato o plato de Harvard.
