La importancia de la conciliación
Para llegar al ejercicio profesional hay que pasar, antes, por años de estudio y especialización, lo que puede suponer diversas renuncias personales.
La doctora Susana Sánchez Molina, uróloga en el Hospital HLA Universitario Moncloa de Madrid, apunta que, “en el pasado, esto parecía ser difícilmente compatible con la maternidad. Pero, a partir de cierto momento, muchas jóvenes decidieron no conformarse e hicieron todos los esfuerzos y sacrificios necesarios para lograr sus objetivos profesionales”. A ello ha ayudado también un cambio de sensibilidad en las nuevas generaciones, que empezaron a repartirse las tareas del hogar y el cuidado de la familia.
La maternidad es un asunto crucial, que sigue incidiendo en la situación laboral de las mujeres. Un estudio publicado en marzo de 2022 por la asociación Metges de Catalunya en el que participaron 685 facultativas, confirma que el 74% de las encuestadas cree que tener hijos ha afectado en el progreso de su carrera profesional. El impacto se manifiesta tanto a nivel de retribución (sobre todo por las reducciones de jornada o de horas de guardia, que actualmente solicitan un 70% de mujeres y tan solo un 30% de hombres) como en el acceso a cargos directivos. Además, el 67% declaraba tener dificultades frecuentes para la conciliación de la vida personal y la profesional.
La doctora Martínez Fijo señala que, a menudo, la preparación profesional provoca que la mujer retrase tener hijos. Cuando se decide a dar el paso, “es habitual que acabe priorizando la vida familiar, lo que actúa como factor limitante para que su carrera profesional siga avanzando y aspire a puestos de mayor responsabilidad. Muchas mujeres se han visto en la tesitura de tener que escoger, mientras que los hombres, que pueden retrasar la paternidad por cuestiones biológicas, no tienen esa presión”.
Obtener la misma credibilidad de los pacientes que los hombres ha sido otra conquista paulatina. La doctora Martínez Nadal explica que, en su caso, no se ha encontrado con personas que prefieran ser atendidas por un compañero masculino, aunque es consciente de que es algo que sigue ocurriendo, especialmente en la población de mayor edad, que aún pueden tener algún prejuicio. La doctora Sánchez Molina explica que sí ha visto, ocasionalmente, a algunas personas dirigirse, en una conversación, al médico residente más joven, en lugar de consultar a la doctora que tenían asignada. Martínez Fijo, por su parte, apunta que estas conductas son “cada vez más un vestigio del pasado”. Sin embargo, las cifras revelan que, en Cataluña, un 65% de las médicas considera que aún se les otorga menor credibilidad o autoridad que a sus compañeros. Además, un 73% admite haber vivido alguna situación de machismo en el trato con los pacientes.