Copa América: un espectáculo de viento, sal y velocidad
La competición deportiva más antigua del mundo llega a la capital catalana para ofrecer un espectáculo que ha encandilado a los aficionados al mar y la velocidad de todas partes del mundo.
En 1851, el Royal Yacht Squadron, a petición de la reina Victoria, retó al New York Yacht Club a una regata. El velero America alcanzó tal velocidad que, a su llegada a la línea de meta, era imposible distinguir a ojo desnudo a ninguno de sus catorce competidores. Tras esta competición primigenia se han sucedido 37 ediciones en sus 173 años de historia, 25 de ellas marcadas por el dominio absoluto del New York Yacht Club, entre 1851 y 1983.
Para cada edición el protocolo es siempre el mismo: un club náutico reta al que en ese momento esté ostentando el título y, una vez aceptado el reto, se le unen todos los clubs del mundo que quieran participar. Este año ha sido el INEOS Britannia quien ha retado al Emirates Team New Zeland y, tal como manda la tradición, han sido los defensores quienes han elegido tanto el modelo de barco (los catamaranes AC75, que ya se usaron en la anterior edición) como la ubicación en la que se llevará a cabo la competición.
Su infraestructura portuaria, su capacidad para albergar eventos de alcance internacional y su atractivo turístico han hecho de Barcelona el lugar preferido para su celebración. Además, una importante inversión de dinero público y unas expectativas de retorno parecen apuntar a que será un evento que marcará el futuro de la ciudad, igual que lo hicieron en su día las Olimpíadas de 1992.
Un seguimiento internacional
La Louis Vuitton Cup es la fase de grupos en la que los clubes retadores se enfrentan entre sí para llegar a la gran final y retar al equipo que ostenta el título, el Emirates New Zeland, entre el 12 y el 21 de octubre. A lo largo de los meses de agosto y septiembre se ha celebrado una primera fase de grupos y las dos semifinales en las que se han enfrentado los equipos, además de los ya nombrados neozelandeses y británicos, los equipos Alinghi Red Bull Racing, de Suiza; Luna Rossa Prada Pirelli de Italia; Orient Express Racing Team, de Francia, y los reyes históricos del campeonato, el New York Yacht Club, que se presentan este año bajo el nombre American Magic. Paralelamente a la Louis Vuitton Club se celebra también la competición de las categorías juvenil y femenina, donde encontramos representación de la ciudad con el equipo Sail Team BCN.
El principal atractivo de estas regatas es, sin duda, la espectacular visión que ofrecen los catamaranes ultrarrápidos AC75. Gracias a sus foils o hidroalas, las embarcaciones alcanzan velocidades de cerca de 100 km/h, llegando a flotar e incluso volar por encima del agua. Una proeza técnica que nos recuerda que es en este tipo de competiciones donde gracias a la sana rivalidad entre países se promueve la innovación, el emprendimiento y el progreso tecnológico.
Una inversión económica a futuro
Tanto el ayuntamiento como la organización del evento insisten en que la celebración puede servir de impulso al acercamiento de la vela a la población. Pese a tener casi 600 kilómetros de costa, la afición a la vela y a los deportes acuáticos en Cataluña es más bien escasa. Aun así, desde la organización se pretende desligar la vela de la imagen de elitismo y exclusividad que, a menudo, rodea a los deportes acuáticos. Si bien es cierto que los materiales y, sobre todo, las embarcaciones suponen un coste muy elevado, la creación de infraestructuras para la celebración del certamen, que seguirán teniendo su uso una vez finalizado este puede funcionar como impulsor para que desde las escuelas se promocione la vela entre personas de toda clase social.
Conscientes de la expectación que genera este campeonato y sin olvidar la pretensión de hacer partícipe a la ciudadanía, durante el tiempo que ha durado la competición campeonato se han instalado diversas pantallas a lo largo del litoral barcelonés, así como dos fanzone en las que se ha podido seguir el desarrollo de las distintas regatas. Además, la retransmisión televisiva también se ha producido en abierto, volviéndolo asequible a la población general.
A lo largo del certamen se estima que más de 2,5 millones de espectadores habrán podido disfrutar del espectáculo en la propia ciudad, incluyendo a locales y turistas. Una afluencia nada discreta para la que el ayuntamiento se ha preparado con una inversión de más de 50 millones de euros. Una cantidad importante que, según los cálculos efectuados por la Universidad Pompeu Fabra, se estima que supondrá un retorno de 1.200 millones de euros para la ciudad.