"La implicación del entorno en el proceso terapéutico es vital para tratar un trastorno mental"
Entrevista a Sara Mayero, jefa de Servicio de la Unidad de Psiquiatría del Hospital Universitario Moncloa
¿Cuáles son las causas de trastornos como la depresión o la ansiedad?
La mayoría de trastornos psiquiátricos no tienen una causa determinada. En el caso de los trastornos depresivos y ansiosos, influyen principalmente los factores genéticos, ambientales y psicológicos. Es decir, influyen de manera importante los antecedentes familiares, el entorno social del paciente y su personalidad.
¿Por qué están aumentando los casos de depresión y ansiedad entre los españoles?
Bajo mi experiencia, este aumento tiene que ver con dos aspectos: el primero es que cada vez es más frecuente reconocer estas enfermedades. Antiguamente presentar una enfermedad mental conllevaba un estigma en el terreno social que invitaba al paciente a silenciar sus síntomas. La segunda es la situación actual y lo que hemos vivido estos últimos tres años. La pandemia ha influido en nuestra salud mental, bien por haber perdido a seres queridos o por el temor a enfermar o morir.
En un estudio suyo, afirmaba que la depresión se podría llegar a prevenir con ejercicio.
El ejercicio físico ha demostrado tener un efecto neuroprotector. Cuando realizamos ejercicio se promueve la estimulación de unos opiáceos endógenos conocidos como endorfinas que repercuten positivamente en nuestro ánimo. Por otro lado, también disminuye el estrés oxidativo y regula el sistema inmunitario, haciendo que el paciente se encuentre mejor también físicamente.
¿De qué otra manera se podrían prevenir los trastornos mentales?
Al tener algunos pacientes una predisposición, es difícil hablar de una prevención. Lo recomendable es mantener un estilo de vida saludable, física y mentalmente. Es importante tener un entorno social sólido y que pueda darnos apoyo en los malos momentos, pero lo que es vital es que nos acompañe también en los buenos. Identificar a aquellos que nos aportan felicidad y actividades que nos resulten atractivas para nuestro tiempo libre y así sentirnos realizados.
¿Cuáles son los primeros signos de alerta?
Debemos alertarnos cuando la persona comienza a abandonar actividades que realizaba previamente, principalmente en relación con el autocuidado. Los signos de alerta también dependen de la personalidad previa del paciente. Evidentemente, será más llamativo un cuadro depresivo en un paciente extrovertido y optimista que en un paciente con un perfil más negativista y derrotista.
¿Existe algún test de referencia o preguntas que nos puedan ayudar a saber si necesitamos acudir a un psicólogo por problemas mentales?
No, normalmente el paciente acude a consulta cuando los síntomas son limitantes. Sí que existen tests que pueden ofrecernos información, pero normalmente son aplicados por un especialista. Es recomendable solicitar la valoración de un especialista en esos casos.
En muchos casos, seguramente la prevención no es suficiente. ¿Existen perfiles de personas con mayor riesgo de padecer una depresión?
Debemos estar atentos a personas que tengan antecedentes familiares o escaso apoyo social que comiencen a verbalizar clínica ansiosa o depresiva. Como dije previamente, también existen rasgos de personalidad asociados a un mayor riesgo de desarrollo de este tipo de patologías, como es el caso de las personas dependientes, pesimistas, con rasgos neuróticos o con mayor introversión.
Existen rasgos de personalidad asociados a un mayor riesgo de desarrollo de trastornos mentales, como es el caso de las personas dependientes, pesimistas o con mayor introversión
¿Cómo puede paliar su situación una persona que sufra ansiedad o depresión?
Los pacientes con estas enfermedades se sienten muy frustrados cuando en su entorno suenan frases del tipo “Venga, ¡anímate!”. Yo siempre explico a los pacientes y familiares que la evolución en estos cuadros no depende exclusivamente del paciente, y lo asemejo a los pacientes hipertensos. No podemos decirle a un paciente hipertenso “Venga, ¡bájate la tensión!”. Es importante que la familia o su entorno, si el paciente acepta, esté implicada en el proceso terapéutico. En esos casos el paciente agradecerá el apoyo.
Cuando una persona se encuentra deprimida o ansiosa, lo ideal es que acuda a un especialista y realice las pautas que le recomienden. Principalmente, que se adhiera a la terapia y/o tratamiento farmacológico y que lleve una vida lo más saludable posible, adaptada a su situación actual. El abordaje de cada paciente deberá ser individualizado, siempre priorizando la búsqueda de su bienestar.
¿Cuál es el estado actual de la salud mental en la infancia?
En consulta, ha aumentado de forma llamativa la solicitud de asistencia de niños y adolescentes. La pandemia también ha influido negativamente en esos pacientes.
¿Cómo se pueden detectar los trastornos desde casa o la escuela?
Los niños expresan su malestar de una forma diferente a los adultos. En su caso destaca más la irritabilidad o la inquietud, por encima de la tristeza. Debemos prestar atención a aquellos niños o adolescentes que comienzan con dificultades de adaptación en medios donde previamente se manejaban correctamente.
¿Cómo deben abordarse estos trastornos en esas edades?
Dependen de cada patología, pero en la mayoría de casos recurrimos a una psicoterapia. En determinados casos se debe combinar la terapia con un tratamiento farmacológico. En estos casos es necesario que se impliquen la familia y el entorno escolar.
¿Qué características hay en la adolescencia? ¿Las redes sociales o internet tienen una función determinante?
Los adolescentes están aún en proceso de crecimiento, también cerebralmente. Presentan un cerebro inmaduro, con regiones pendientes de madurar, entre ellas la corteza prefrontal. Por ello, en esta etapa los jóvenes se muestran más impulsivos y con mayores dificultades para organizarse. Las redes sociales tienen una gran repercusión en el día a día de los adolescentes. Aunque pueden usarse de forma positiva y moderada, por desgracia en consulta soy testigo con frecuencia de las consecuencias de su mal uso. Se promueve una excesiva exposición tanto física como mental y unas altas exigencias, siendo frecuentes en consulta los casos de abuso a través de las mismas. En otros pacientes se desarrolla una dependencia a dispositivos electrónicos que les limita su funcionamiento habitual y requiriendo en su manejo una intervención psicoterapéutica e implicación de su núcleo familiar.
Sara Mayero
Licenciada en Medicina y Cirugía, especializada en Psiquiatría
Jefa de Servicio de la Unidad de Psiquiatría del HLA Universitario Moncloa.