Alergias alimentarias

¿Puedo comer de todo?

Las alergias provocadas por los alimentos son algunas de las más comunes. Los alérgenos más habituales, en este sentido, son la leche, los huevos, la fruta o los frutos secos. De hecho, casi el 45% de las alergias en España están vinculadas a frutas y verduras. Pero ¿se puede tener una reacción alérgica a un alimento solamente con tocarlo?

POR Angela Zorrilla | 31 Marzo 2023

En el mundo, cerca de 520 millones de personas pueden estar sufriendo de alergia a los alimentos. Según la Organización Mundial de la Alergia, ningún país ha reportado una disminución de las alergias alimentarias en los últimos 10 años. En España, dos millones de ciudadanos sufren algún tipo de alergia alimentaria, concretamente, en torno al 8% de los menores de 14 años y al 2-3% de los adultos. M. Carmen García, alergóloga del Hospital HLA Universitario Moncloa, define una alergia alimentaria como aquella reacción del sistema inmunitario que ocurre poco después de haber ingerido un determinado alimento o cantidades mínimas del mismo, incluso tras haberlo rozado o inhalado. 

La alergia alimentaria, añade, varía según la edad. “En edad pediátrica, los alérgenos más comunes son la leche, los huevos, el pescado y los frutos secos. En los adultos se observa, principalmente, en frutas, verduras y frutos secos”, explica. Casi el 45% de las alergias en nuestro país son causadas por frutas y verduras. De hecho, en España, el melocotón es una de las frutas a las que los ciudadanos son más sensibles.

 

Factores de riesgo

Algunas reacciones alérgicas a los alimentos se dan inmediatamente, y otras tardan horas en aparecer y provocar síntomas tales como dolor abdominal, náuseas, cólicos y diarrea. La gravedad de una reacción dependerá de múltiples factores relacionados tanto con el alérgeno alimentario como con la propia persona. Por eso, García opina que “la intensidad de la reacción alérgica es impredecible”. En muchos casos, la alergia se debe a una alteración genética, pero aun así se puede prevenir. 

El tratamiento más común suele ser evitar ingerir o tener contacto con el alimento en cuestión, pero más allá de esta precaución se han identificado una serie de cofactores que, asociados a la ingestión del alimento responsable, pueden inducir la aparición de una reacción alérgica o agravarla. Entre estos cofactores se encuentran “la realización de ejercicio físico de intensidad moderada-alta tras la ingesta del alimento, el ayuno prolongado, la menstruación o la toma previa o simultánea de alcohol o medicamentos antiinflamatorios”, comenta la alergóloga del Hospital HLA Universitario Moncloa. 

Finalmente, muchas personas confunden una alergia alimentaria con una intolerancia alimentaria. La principal diferencia entre ambas es que la intolerancia se origina en el sistema digestivo, mientras que el sistema inmunitario es el principal responsable de una alergia.

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