¿Qué es la presión arterial y por qué aumenta en invierno?
Descubre por qué la presión arterial aumenta en invierno, cómo te puede afectar, cuáles son los signos de alarma y las medidas de prevención a tu alcance.
Se denomina presión arterial, presión sanguínea o tensión arterial a la fuerza que el corazón ejerce sobre las arterias con el objetivo de bombear la sangre a los diferentes órganos del cuerpo. Según la Fundación Española del Corazón, una presión arterial normal presenta unos niveles máximos de presión arterial sistólica de 120-129 mmHg, y diastólica entre 80 y 84 mmHg. Cifras más bajas también pueden considerarse normales, siempre que no vengan acompañadas de ningún síntoma. Es necesario contemplar ambos valores, ya que la primera medición se obtiene durante la contracción del corazón (máxima) y la segunda en su relajación (mínima).
La presión arterial varía durante el ciclo cardiaco y, aunque quizás no lo sabías, también es susceptible a los cambios de estación. Esto se debe a que en invierno los vasos sanguíneos se estrechan, por lo que el corazón necesita ejercer más fuerza para que la sangre logre circular por las venas y arterias. Durante el verano ocurre lo contrario, el efecto vasodilatador del calor provoca que la tensión arterial baje y que se puedan producir mareos y desmayos. Los cambios de temperatura, presión atmosférica, nubosidad y humedad afectan sobre todo a la presión arterial de las personas mayores de 65 años, que también deben tener en consideración fenómenos climáticos como las tormentas.
¿Qué es la hipertensión?
La hipertensión se produce cuando los niveles de presión arterial se mantienen elevados de forma continuada. Eso supone un sobreesfuerzo para el corazón, que debe aumentar su masa muscular y resistencia, pudiendo producir complicaciones como la angina de pecho o la insuficiencia coronaria y, en el peor de los casos, un aneurisma. El aumento de tamaño es muy perjudicial, ya que requiere más sangre, pero, sin embargo, el riego permanece igual. Según la Organización Mundial de la Salud, hay 1280 millones de adultos de 30 a 79 años que padecen esta enfermedad.
Las personas que ya han sido diagnosticadas con hipertensión, tienen antecedentes familiares, cuentan con uno o más factores de riesgo o son mayores de 65 años deben monitorizar su presión arterial en cada estación y tener especial precaución durante el invierno. Algunos síntomas que pueden indicar un aumento son el dolor de cabeza intenso, náuseas o visión borrosa, entre otros. Si sospechas que podrías estar sufriendo un aumento de tensión debes acudir a un profesional médico de inmediato.
En definitiva, debemos tener en cuenta que existe una relación inversa entre temperatura ambiental y presión arterial. Aquellos pacientes que hayan sido previamente diagnosticados de hipertensión deberán tener en cuenta esta variable y monitorizar su presión periódicamente. Si se perciben cambios en los valores, es muy importante acudir a un profesional médico para que evalúe la situación y ajuste la medicación en caso de ser necesario.