Vacunas en adultos: ¿cuáles son necesarias?
Las vacunas son fundamentales para prevenir enfermedades graves y mantener la inmunidad a lo largo de la vida. Conoce las más recomendadas y los grupos de población a los que están dirigidas.
Aunque las vacunas suelen relacionarse con la infancia, las vacunas en adultos son igual de importantes para mantener la salud y prevenir enfermedades infecciosas graves. Muchas de las inmunizaciones de la infancia requieren dosis de refuerzo en la adultez, y algunas vacunas adicionales son imprescindibles para adultos mayores o personas con ciertas condiciones médicas. A continuación, te explicamos cuáles son las vacunas recomendadas para adultos y a qué grupos de población están dirigidas, en función de sus necesidades de protección.
¿Por qué es crucial vacunarse en la adultez?
Las vacunas en adultos no solo protegen a cada persona, sino también a sus seres cercanos y a la comunidad. Mantener una inmunización adecuada evita la propagación de enfermedades infecciosas, muchas de las cuales pueden ser altamente contagiosas. Las vacunas en adultos ayudan a reducir los brotes de enfermedades, protegen a los individuos de infecciones respiratorias potencialmente mortales, como la gripe o la neumonía, y previenen complicaciones a largo plazo. Con el envejecimiento, el sistema inmunitario pierde efectividad, lo que hace que la protección mediante vacunas sea especialmente relevante para adultos mayores y personas con enfermedades crónicas. La siguiente lista incluye las vacunas que deberían considerarse en la adultez, especialmente en grupos de riesgo y personas mayores.
Vacuna contra infecciones respiratorias
La vacuna contra la gripe es, probablemente, una de las más conocidas y administradas en adultos. Esto se debe a que el virus de la gripe cambia constantemente, lo que requiere una inmunización anual para mantenerse protegido. Los expertos insisten en la importancia de esta vacuna en personas mayores de 65 años, embarazadas, pacientes con enfermedades crónicas y personal sanitario, ya que el virus puede provocar complicaciones graves en estos grupos. Además de prevenir síntomas molestos, como fiebre alta y malestar, esta vacuna reduce el riesgo de hospitalización y mortalidad en personas vulnerables.
Para quienes tienen el sistema inmunitario debilitado o enfermedades crónicas, la vacuna contra el neumococo también es imprescindible. Esta vacuna protege contra la neumonía y otras infecciones respiratorias, particularmente peligrosas en adultos mayores. La neumonía puede derivar en complicaciones graves y prolongadas, que requieren hospitalización y pueden afectar seriamente la calidad de vida, sobre todo en personas con problemas pulmonares crónicos o sistemas inmunitarios comprometidos.
Vacuna contra el tétanos y la difteria
La vacuna contra el tétanos y la difteria destaca por la frecuencia con la que se deben administrar sus refuerzos, ya que la protección disminuye con el tiempo. Cada diez años es importante recibir esta dosis para mantener la inmunidad frente a estas infecciones potencialmente mortales. El tétanos, especialmente, es una enfermedad grave que puede provocar fuertes espasmos musculares y, aunque es rara en países desarrollados, las actividades al aire libre o en contacto con el suelo aumentan el riesgo de exposición a esta bacteria.
Además, en combinación con la anterior, la vacuna contra la tos ferina es clave para aquellos adultos que están en contacto frecuente con bebés, como los cuidadores y el personal sanitario. La tos ferina, aunque a menudo leve en adultos, puede ser letal para los recién nacidos, que aún no tienen el sistema inmunitario fortalecido. Por esta razón, las autoridades sanitarias recomiendan la vacuna Tdap a las mujeres embarazadas en el tercer trimestre, pues esto permite que el recién nacido esté protegido en sus primeros meses de vida.
Vacuna contra el herpes zóster
Una inmunización que hay que considerar a partir de los cincuenta años es la vacuna contra el herpes zóster, que previene la reactivación del virus de la varicela, común en personas mayores y con sistemas inmunológicos debilitados. Este virus, que permanece latente en el organismo, puede reactivarse y provocar la llamada culebrilla o herpes zóster, caracterizado por un dolor intenso que a veces persiste durante meses (neuralgia postherpética), impactando la calidad de vida. Esta vacuna se ha convertido en una recomendación habitual para personas mayores de cincuenta años, ya que reduce significativamente los síntomas y la duración de esta dolorosa infección.
Vacunas contra virus
La vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) es especialmente relevante en adultos jóvenes que no fueron vacunados en su adolescencia. El VPH es el causante de varios tipos de cáncer, incluido el de cuello uterino, y puede transmitirse a través de relaciones sexuales. Esta vacuna está recomendada en personas de hasta cuarenta y cinco años en algunos casos, aunque se considera más efectiva cuando se administra en la adolescencia.
La vacuna contra la hepatitis B se ha consolidado como una medida esencial de prevención, sobre todo en personas que tienen riesgo de exposición al virus. Este virus ataca al hígado y puede causar complicaciones graves, como cirrosis y cáncer hepático. En este sentido, la vacunación es clave para el personal de salud, así como para viajeros y personas con enfermedades hepáticas.
Vacunas para viajeros
Para quienes viajan a países con condiciones sanitarias deficientes o con alto riesgo de hepatitis A, se recomienda la vacuna contra la hepatitis A. Esta infección, que afecta también al hígado, se transmite a través de alimentos o agua contaminados, y puede causar una enfermedad debilitante. Esta vacuna también es aconsejable para personas que trabajan en la industria de alimentos y para quienes viven con condiciones de salud que afectan al hígado.
Por último, para quienes nacieron después de 1970 y no completaron la pauta de inmunización contra el sarampión, paperas y rubéola, se recomienda un refuerzo de la vacuna triple vírica. Esta vacuna es importante en caso de brotes o para quienes viajan a áreas donde estas enfermedades son comunes, ya que ayuda a controlar la transmisión comunitaria. Otra recomendación clave es la vacuna contra la meningitis meningocócica, dirigida a adultos jóvenes que viven en residencias estudiantiles, militares o viajeros a áreas de riesgo, ya que estas poblaciones son más vulnerables a esta infección del sistema nervioso central.
Las vacunas en adultos son esenciales para preservar la salud pública y evitar enfermedades que pueden tener graves consecuencias en la adultez. La revisión del estado de vacunación y la consulta con el médico sobre las inmunizaciones necesarias para cada grupo de edad y condición médica son esenciales para mantener la salud en esta etapa. Con la guía y el acceso adecuados a la información, cada adulto puede tomar decisiones adecuadas para proteger su bienestar y el de la comunidad.