La sobrecarga de trabajo afecta al corazón hipertenso
La presión arterial alta puede provocar enfermedades graves del corazón si no se trata a tiempo. Los cardiólogos trabajan en equipo con otros especialistas y con las enfermeras de la primaria para hacer el seguimiento de los pacientes.
La hipertensión provoca una sobrecarga de trabajo del corazón que aumenta su grosor. El músculo hipertrofiado bombea sangre con fuerza, pero se deteriora su relajación de modo que no es capaz de rellenarse de sangre. Es cuando se produce la insuficiencia cardiaca. La falta de relajación afecta a la aurícula izquierda, que se dilata y conduce a una arritmia que suele llamarse fibrilación auricular. La hipertensión arterial también es factor de riesgo cardiovascular porque puede acelerar la formación de ateroesclerosis en las arterias, incluyendo las coronarias, y favorecer la aparición de cardiopatía isquémica (angina de pecho o infarto de miocardio).
Ainhoa Torrens es cardióloga del SCIAS - Hospital de Barcelona y asegura que muchos de los pacientes con problemas de hipertensión son tratados en la atención primaria. “Es importante que vayan al especialista cuando es una hipertensión que se ha demostrado que tiene afectación en un órgano diana, tienen alto riesgo cardiovascular o es difícil de controlar con la medicación”, explica. Porque en una enfermedad como la hipertensión, “es clave hacer un buen seguimiento”, aunque también “es importante hacer una primera valoración del riesgo cardiovascular en el paciente”, reconoce.
En la consulta
Cuando un paciente con hipertensión llega a la consulta del cardiólogo, “lo primero que hacemos es descartar el secundarismo, las hipertensiones que no son primarias sino provocadas por otra enfermedad. Y es importante sobre todo en pacientes jóvenes que llegan con lesiones en órganos diana”, explica Torrens, que recuerda que en todos los casos “solemos hacer un estudio básico”.
Para la doctora, “la hipertensión hay que tratarla desde el principio, hacer una valoración del riesgo inicial y proponer un protocolo de tratamiento”. Y en este tratamiento “ha habido un cambio de mentalidad”, afirma. Antes se trataba con un solo fármaco, adecuando la dosis a cada paciente. “Ahora utilizamos una combinación de dos o tres fármacos. Porque de los cuatro o cinco que podemos usar hay una serie de combinaciones que nos dan ventajas añadidas”. Y se intenta que estas combinaciones se den en una sola pastilla para garantizar un mejor cumplimiento del tratamiento. “Cuando le pides al paciente que se tome dos o tres pastillas, muchas veces abandona”, reconoce la doctora.
Ainhoa Torrens también destaca la importancia de llevar un estilo de vida sano. “Son una serie de medidas higiénico-dietéticas sencillas que si cumples pueden ayudarte a rebajar la tensión y el riesgo cardiovascular en un 20%”, explica. Medidas como hacer una dieta mediterránea baja en sal y en grasas no saturadas, bajar de peso y hacer ejercicio.
Además, “todos los pacientes, a partir de los 40 años en varones, deberían mirarse la tensión periódicamente”. Pero en los casos en que ya la tengan alta, la doctora recomienda una revisión anual, porque “quizás con medidas higiénico-dietéticas se puede controlar bien”.
Un trabajo en equipo
Y ¿quién debe hacer el seguimiento? “Depende del momento de la hipertensión y de la respuesta del paciente al tratamiento”, afirma Torrens. “Creo que los médicos de familia, que están en primera línea, tienen un papel importantísimo en las enfermedades crónicas. Y no solo los médicos, también las enfermeras”. Son las que están en contacto con el paciente de una manera regular y “es muy importante en casos de hipertensión sentarte con él, explicarle qué significa una dieta sin sal, identificar los alimentos que tienen sal escondida, recomendarle otras formas de cocinar y recetas. También es clave explicarle bien los problemas de salud que puede tener si no sigue las pautas que le das”.
Sin embargo, en los casos de pacientes “con lesión secundaria de hipertensión, dificultades para controlarla o con una cardiopatía añadida, sí interviene el cardiólogo, que también hace el seguimiento”, recuerda Torrens, para quien el cardiólogo es una parte importante del tratamiento, pero no la única. “Es un trabajo en equipo, del médico de cabecera, el internista, el nefrólogo, las enfermeras y, también, el cardiólogo”.
El paciente también participa
“Antes teníamos una medicina muy paternalista, pero ahora creo que debemos involucrar al paciente, sobre todo en enfermedades crónicas como la hipertensión”, asegura Torrens. “Si el paciente entiende cómo de importantes son las medidas higiénico-dietéticas, si le explico por qué tenemos que controlar su tensión, que hay un riesgo cardiovascular y que podemos evitar muchas enfermedades, tendrá un mayor nivel de adherencia al tratamiento”, añade. “Cuando les doy fármacos, también me gusta explicarles por qué, qué ventajas tienen y cuáles son los efectos secundarios”. Involucrar al paciente “significa que este tenga más control sobre la enfermedad”, concluye Torrens.