La vacuna de la Covid-19, una carrera mundial contra reloj
El conocimiento de otros coronavirus similares, la rápida respuesta de China, que compartió la secuencia genética del SARS-CoV‑2, y la colaboración internacional han permitido que diez vacunas estén en las últimas fases antes de su aprobación por parte de los reguladores.
Diez vacunas contra la Covid-19 ya han llegado a la tercera fase, lo que significa que se están probando en miles de personas. El proceso, que suele durar años, se ha agilizado a causa de la gravedad de la pandemia. Para conseguirlo, se inició el proceso de investigación trabajando los diferentes pasos en paralelo. En el caso del SARS-CoV‑2, el nombre del coronavirus que se detectó por primera vez en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan y que provoca la Covid-19, los científicos comenzaron a trabajar cuando se confirmó el brote.
Los coronavirus son una gran familia de virus que pueden causar enfermedades en animales y en humanos. En las personas, algunos causan infecciones respiratorias que pueden ser leves o más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), identificado en 2012, y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS), que apareció en 2002. La primera fase de investigación de la vacuna contra este nuevo coronavirus se agilizó gracias al conocimiento que los científicos tenían de estos brotes anteriores y porque China compartió la secuencia genética del nuevo coronavirus en enero.
Cuando se conocieron las secuencias genéticas, empezaron los trabajos para lograr la vacuna y la compañía biotecnológica Moderna, en Estados Unidos, inició los ensayos clínicos solo diez semanas después de conocer los datos. Otras farmacéuticas como Sinovac, Sinopharm, AstraZeneca y Novavax comenzaron también una carrera contra reloj para conseguir la vacuna en el menor tiempo posible.
Más flexibles
La emergencia mundial ha facilitado que los reguladores sean más flexibles, aunque la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), que controla las vacunas y otros fármacos en la Unión Europea, asegura que una mayor flexibilidad no pone en peligro la seguridad de la población. Los expertos buscan qué partes del proceso pueden acelerarse, saltarse o trabajarse con más eficiencia para lograr la vacuna en 2021. La EMA, además, ha implementado una serie de procedimientos rápidos para avanzar de forma más ágil en el desarrollo y aprobación de vacunas y tratamientos contra la Covid-19.
La investigación de una vacuna sigue un proceso lineal que incluye fases preclínicas y clínicas –estas, con humanos–. Debido a la emergencia, las fases se ejecutan en paralelo y se superponen. Por ejemplo, se están empezando fases clínicas en humanos antes de finalizar la investigación en animales o se empieza a producir masivamente la vacuna antes de saber si tendrá éxito. Para garantizar su seguridad y acortar plazos, la EMA revisa de forma continua las vacunas experimentales de Pfizer y AstraZeneca, y analiza los datos de estudios de laboratorio desde el primer momento, en lugar de al final del proceso, como se hace habitualmente.
Asegurar las vacunas
Los países también trabajan para garantizarse el suministro de vacunas en cuanto se aprueben y, por ejemplo, la Comisión Europea (CE) llegó a un acuerdo de compra anticipada con la farmacéutica Janssen Pharmaceutical Companies para asegurarse el suministro de 200 millones de dosis de su vacuna a los países miembros de la UE –con opción a 200 millones adicionales– una vez reciba la autorización de las agencias reguladoras. La CE también firmó la compra de 300 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca, de las que 30 millones irán a España.
En nuestro país, la vacuna RUTI contra la Covid-19, desarrollada por un investigador del Servicio de Microbiología del Hospital Germans Trias i Pujol y fabricada por la farmacéutica Archivel Farma, es la primera española en recibir la autorización para realizar un ensayo clínico internacional, que se llevará a cabo en Argentina. La vacuna, diseñada contra la tuberculosis, se prevé eficaz también contra otras infecciones víricas como el coronavirus. Hay otros proyectos de investigación que están en la fase preclínica.
También hay empresas españolas implicadas en proyectos internacionales, como el grupo biofarmacéutico gallego Zendal, que, a través de su filial Biofabri, fabricará la vacuna de la farmacéutica Novavax en la Unión Europea. Y Moderna trabaja con la suiza Lonza y la española ROVI para la fabricación y el suministro de su vacuna.