
Sabores de la tradición: Gastronomía de Semana Santa
La festividad de Semana Santa va acompañada de un patrimonio culinario que ha perdurado durante siglos: recetas sencillas y tradicionales que fusionan su simbolismo con la modernidad.
Con la llegada del mes de abril es hora de sacar el recetario típico de estas fechas: la Semana Santa está al llegar. La festividad no es únicamente una celebración cristiana de fe y devoción, sino que va acompañada de un festín de tradiciones culinarias que han perdurado durante siglos hasta la actualidad.
Aunque es un periodo para la reflexión y la retoma de decisiones, marcado por la solemnidad y la abstinencia, también celebra el placer gastronómico a través de sus platos y recetas típicas, que aún hoy forman parte del patrimonio gastronómico de muchas regiones. Es por eso que, durante estos días, la gastronomía ocupa un lugar muy relevante, caracterizada por recetas que generalmente excluyen la carne, como dictan los preceptos religiosos. En su lugar adquieren protagonismo el pescado, los vegetales y otros productos como el huevo, la leche y la miel.
La Semana Santa ha dado lugar a una cocina llena de simbolismo, donde cada plato refleja la historia e identidad de los distintos territorios. Con un recetario sencillo, familiar y auténtico, consigue fusionar la tradición con las nuevas creaciones y tendencias culinarias. Desde suculentos guisos hasta deliciosos dulces, estos son algunos de los sabores que conforman el menú típico de estas fiestas que se aproximan.
Sabores de Semana Santa:

Potaje de vigilia
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No hay Semana Santa sin un guiso de legumbres. Sea en un restaurante o en casa de la abuela, el potaje de vigilia es el plato de cuchara por excelencia de estas fechas. Es un caldo de origen medieval que contiene garbanzos y bacalao, sin olvidar los toques tradicionales del huevo duro y las espinacas. Habitualmente se sirve los viernes de Cuaresma, y su nombre deriva de las fechas denominadas popularmente vigilias, que aluden a la práctica católica de abstención de consumir carne.

Croquetas de bacalao
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Con una textura crujiente por fuera y cremosa en su interior, las croquetas de bacalao son el bocado perfecto para acompañar las celebraciones, siguiendo la tradición de aprovechar el bacalao, un ingrediente esencial en la gastronomía de estas fechas. Con un producto de calidad se consigue un plato exquisito y versátil, y una de las comidas protagonistas de la mesa.

Cazón en adobo
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Todo menú festivo se debe inaugurar con un buen aperitivo para ir calentando motores. El cazón en adobo es una tapa clásica de la cocina andaluza que rinde honor a su sobrenombre: bienmesabe. Este manjar casero tiene como protagonista el cazón, de la familia de los tiburones. Su elaboración es relativamente sencilla, requiere pocos ingredientes y solo hace falta adobar, trocear y freír el cazón. El resultado es un pescado dorado por fuera y muy jugoso por dentro.

Sopa de ajo
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Otro clásico representativo de estas fiestas es la sopa castellana, una receta auténtica y sencilla. Se hace con pan de días anteriores, ajo, pimentón y huevo, y es especialidad de la comunidad de Castilla y León. Es un claro ejemplo de la cocina de aprovechamiento característica de la Cuaresma, y en algunos establecimientos aún se sirve en cazuelas de barro, como manda la tradición.

Torrijas
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Si algo caracteriza la gastronomía de la festividad santa es sus dulces típicos. Una de sus estrellas es la torrija, o pan migado en leche, que antiguamente se consumía para aprovechar el pan que sobraba durante los días de abstinencia. Actualmente, existe un amplio abanico de posibilidades para preparar este pan jugoso, que va desde las elaboraciones más tradicionales hasta versiones modernas y originales. Es común que contengan canela, pero también se encuentran torrijas de crema, de chocolate, de café, de vainilla, y versiones veganas.

Mona de Pascua
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Tradicionalmente, este dulce esponjoso se hacía con una masa de brioche dulce, coronada por huevos duros y otros ingredientes propios de la tradición santa. Con el tiempo, los huevos se han vuelto de chocolate y, junto a plumas de colores y polluelos de fieltro, se han convertido en la esencia de esta tradición. Habitualmente se come en familia el domingo y lunes de Pascua, representando el fin de la Cuaresma y de las abstinencias. Como las torrijas, también existe una gran variedad de monas de Pascua, desde huevos de chocolate de grandes dimensiones, hasta un sinfín de creaciones en forma de dibujos animados, casas, barcos o animales.