La capa de ozono en la actualidad. ¿Avanzando hacia la recuperación o todavía en riesgo?
Para los que vivieron los años 80 y 90, la amenaza de un agujero en la capa de ozono era una preocupación recurrente. ¿Cuál es el estado actual de la capa de ozono?
Durante los años 80 y 90, la preocupación por la desaparición de la capa de ozono estuvo presente en la vida cotidiana de muchos, generando titulares alarmistas y debates globales. Ahora que estamos en octubre de 2025, probablemente te preguntes: ¿qué ha pasado realmente con la capa de ozono? Si bien existen diversos estudios que confirman que la capa ha ido recuperándose en las últimas décadas, aún existen varios retos que deberemos afrontar en los siguientes años.
Estado actual y señales de recuperación de la capa de ozono
Desde la firma del Protocolo de Montreal, en 1987, y sus sucesivas enmiendas, se ha logrado eliminar más del 99% de las sustancias controladas que degradan el ozono. Esta descarbonización progresiva de la atmósfera estratosférica ha permitido que los científicos hablen ya de indicios claros de recuperación.
Según el WMO Ozone and UV Bulletin de septiembre de 2025, la recuperación sigue su curso: el agujero de ozono observado en 2024 fue más pequeño que en años recientes, y su gravedad quedó por debajo del promedio de las últimas décadas. Tal como estiman igualmente estudios de la NASA y la NOAA, la capa de ozono podría alcanzar niveles similares a los de 1980 hacia mediados del siglo xxi. Concretamente, las previsiones más aceptadas ubican la recuperación completa en la Antártida para el año 2066, mientras que el Ártico lograría su mejora hacia 2045 y el resto del mundo entre 2040 y 2045.
Asimismo, un estudio reciente liderado por el MIT confirma que la capa antártica está mostrando signos de sanación como resultado directo de la reducción global de gases destructores del ozono. La evolución del agujero antártico sigue fluctuaciones estacionales, pero en 2024 alcanzó un máximo de aproximadamente 21,9 millones de km², uno de los más modestos en décadas.
Sin embargo, conviene matizar que esta recuperación todavía no ha llegado a niveles completamente seguros. La capa de ozono todavía exhibe variaciones regionales, y en ciertos momentos se observan zonas con déficit de ozono, especialmente en latitudes polares. Aun así, el consenso científico es optimista: bajo las políticas actuales, la capa de ozono actual podría seguir una senda de recuperación sostenida.
Retos persistentes y límites de la recuperación plena
Aun así, por más que los datos nos invitan al optimismo, no podemos cantar victoria todavía. El camino hacia la recuperación total de la capa de ozono está lleno de desafíos, bien sean técnicos, climáticos o humanos.
Por ejemplo, muchos de los gases que dañan la capa de ozono permanecen en la atmósfera durante décadas. A pesar de estar prohibidos en la mayoría de países, continúan afectando la estratosfera. Además, en algunos lugares se han detectado emisiones ilegales o fugas de sustancias que no están reguladas, lo que sigue poniendo en peligro la salud de la capa de ozono.
Por otra parte, el clima y la meteorología también desempeñan un papel decisivo. Fenómenos como el vórtice polar en el sur, temperaturas extremas en la estratosfera o erupciones volcánicas pueden provocar pérdidas estacionales de ozono. De hecho, los volcanes pueden lanzar a la atmósfera gases que aceleran la destrucción del ozono. Curiosamente, algunos estudios recientes señalan que la recuperación del ozono puede tener un efecto inesperado: al volver a absorber más radiación ultravioleta, la estratosfera podría enfriarse y esto, a su vez, influir en el calentamiento global. Es una relación compleja que los científicos siguen estudiando.
Predicciones a corto plazo
De todas maneras, si queremos que la capa de ozono se recupere de verdad, es fundamental que todos los países sigan comprometidos. Frente a un contexto de negacionismo climático y devaluación de los consensos científicos, es importante señalar que, si alguna nación relaja sus controles o aparecen nuevos gases peligrosos, el progreso puede verse comprometido. Además, la recuperación no será igual en todas las regiones: los trópicos y las zonas subtropicales pueden tardar más en volver a la normalidad.
Aun así, no es necesario ser agoreros, pues podemos celebrar avances importantes. Si todo sigue como hasta ahora, a mediados del siglo XXI podríamos volver a los niveles de 1980. Pero no hay que olvidar que aún queda trabajo por hacer. Es necesario seguir eliminando los gases antiguos, controlar las emisiones ilegales, vigilar los cambios meteorológicos y no perder de vista la importancia de las políticas internacionales.
Por ello, lejos de dar por cerrado el asunto, toca mantenernos activos y comprometidos: reforzar los controles, seguir investigando y mantener la conciencia pública viva, asegurando que la recuperación de la capa de ozono sea duradera y nos proteja a todos.