Pies en la playa.

¿Cómo identificar si tengo hongos en los pies y cómo curarlos?

La presencia de hongos en los pies puede provocar picor persistente, enrojecimiento o cambios en el color y el aspecto de las uñas. Prestar atención a estos síntomas es clave para actuar a tiempo y evitar que la infección se agrave o se propague.

POR María Pérez | 11 Junio 2025

El verano es, sin duda, sinónimo de playa, piscina y baños de sol. Sin embargo, estas mismas condiciones que tanto disfrutamos también favorecen la aparición de un invitado indeseado pero común: los hongos en los pies. El aumento de la temperatura, la humedad persistente y el contacto directo con superficies contaminadas crean el ambiente perfecto para que los hongos proliferen. Aunque muchas veces pasan desapercibidos en sus fases iniciales, estas infecciones pueden llegar a ser persistentes y difíciles de erradicar si no se tratan a tiempo.  

Infecciones fúngicas en verano 

Una de las infecciones más frecuentes en esta época es la popularmente conocida como pie de atleta. A pesar de su nombre, no se limita al ámbito deportivo: cualquier persona expuesta a condiciones de humedad y calor sostenido puede desarrollarla. Este tipo de infección fúngica está provocada por los dermatofitos, una clase de hongos que se alimentan de la queratina, una proteína que se encuentra en la piel y en las uñas. En sus etapas tempranas, suele manifestarse como picor, enrojecimiento o descamación localizados en medio de los dedos, pero si no se trata adecuadamente, puede extenderse a la planta y los bordes del pie, generando fisuras, inflamación e incluso infecciones bacterianas secundarias. 

Otra infección habitual en los meses cálidos es la onicomicosis o tiña ungueal, una afección que provoca un deterioro progresivo de las uñas, especialmente las de los pies. Causada también por dermatofitos, esta infección se caracteriza por cambios en la coloración, el engrosamiento o la fragilidad de la uña, y puede darse a la vez que el pie de atleta. Aunque en la mayoría de los casos no genera dolor, su progresión suele ser lenta pero constante.  

¿Cómo identificar si tengo hongos en los pies?  

La presencia de hongos en los pies suele manifestarse a través de signos visibles y molestias características que no deben pasarse por alto. En las fases iniciales, es común observar descamación o pequeñas grietas entre los dedos. A medida que la infección progresa, pueden aparecer ampollas, enrojecimiento, inflamación local y una sensación persistente de picor, ardor o escozor. Cuando la infección afecta a las uñas, como ocurre en la onicomicosis, los síntomas incluyen engrosamiento progresivo de la lámina ungueal, alteraciones en la coloración (que puede tornarse amarillenta, blanquecina o marrón), mayor fragilidad y, en algunos casos, desprendimiento parcial de la uña y mal olor. Detectar estos signos a tiempo facilita un diagnóstico precoz y mejora la eficacia del tratamiento. 

¿Cómo curar los hongos? 

Ante los primeros síntomas de infección fúngica, es fundamental actuar con rapidez para evitar su propagación. Una correcta higiene diaria de los pies es clave: deben lavarse con agua y jabón, y secarse meticulosamente, prestando especial atención a la zona entre los dedos, donde suele acumularse la humedad. 

Siempre que sea posible, se recomienda optar por calzado abierto. Si se utilizan zapatos cerrados, es importante asegurarse de que sean transpirables. Además, conviene usar calcetines de algodón cambiándolos con frecuencia para mantener el pie seco y fresco. 

En caso necesario, y siempre bajo indicación médica, se pueden aplicar tratamientos antifúngicos tópicos en crema o en polvo. Los principios activos más habituales y eficaces incluyen miconazol, clotrimazol, terbinafina o tolnaftato. 

En definitiva, durante el verano, el riesgo de contagio se multiplica por hábitos tan cotidianos como caminar descalzo en áreas públicas húmedas —duchas, piscinas, vestuarios o spas— o compartir objetos personales como toallas o calzado. Por lo tanto, mantener una higiene rigurosa, secar bien los pies (especialmente entre los dedos), utilizar calzado transpirable y usar chanclas en zonas comunes son medidas esenciales para mantener a raya a estos huéspedes indeseados.  

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