Hidratación en verano: más allá de beber agua
La exposición al sol que suele acompañar la llegada del buen tiempo acentúan la urgencia de reponer los líquidos perdidos. ¿De qué otros alimentos podemos beneficiarnos?
El verano trae consigo no solo días más largos y cálidos, sino también la necesidad ineludible de mantenernos hidratados. Una buena hidratación va más allá de la simple ingesta de líquido; implica una comprensión más amplia de cómo nuestros hábitos alimenticios pueden incidir en el estado general de nuestro organismo, incluida su necesidad de ingerir tanto líquidos como alimentos que se los aporten.
Evitar la pérdida de líquidos
Compensar la pérdida de líquidos es esencial para mantener nuestro bienestar, especialmente durante los meses de calor, cuando aumentamos la pérdida de agua a través de la piel, la respiración y la sudoración. Además de regular la temperatura corporal, una hidratación adecuada facilita el transporte de nutrientes y la eliminación de desechos del cuerpo. Por lo contrario, la falta de líquidos en el cuerpo puede llevar a un estado de deshidratación que provoque una serie de síntomas, como fatiga, dolor de cabeza y calambres musculares.
Según los expertos en nutrición, la deshidratación puede tener un impacto significativo en nuestra salud y bienestar. Además de los síntomas mencionados anteriormente, la deshidratación puede causar irritabilidad, disminución de la concentración y un rendimiento físico y mental reducido. Por lo tanto, mantenerse hidratado adecuadamente es crucial, especialmente durante los meses más calurosos del verano, para prevenir estos efectos adversos y garantizar un funcionamiento óptimo de todas las funciones de nuestro cuerpo.
Es crucial tener en cuenta que las necesidades de hidratación pueden variar según el género y otros condicionantes individuales. Por ejemplo, según el Instituto de Medicina de los Estados Unidos, la ingesta de líquidos recomendada para las mujeres es de aproximadamente 2,7 litros al día, mientras que para los hombres es de aproximadamente 3,8 litros al día. Estas recomendaciones pueden variar según la edad, el nivel de actividad física o las condiciones medioambientales, entre otros factores.
Frutas y verduras: las grandes aliadas
Más allá de las bebidas, muchos alimentos tienen un alto contenido de agua y pueden contribuir significativamente a nuestra ingesta diaria de líquidos. Frutas como la sandía, el melón, las fresas o las naranjas, y verduras como el pepino, el tomate y la lechuga, son excelentes opciones para mantenernos hidratados.
Estos alimentos no solo proporcionan agua, sino también vitaminas, minerales y antioxidantes que son esenciales para nuestra salud. Por ejemplo, las naranjas son una excelente fuente de vitamina C, mientras que las verduras de hoja verde, como la lechuga, son ricas en magnesio y potasio.
Pero ¡ojo!, es importante tener en cuenta que algunos alimentos y bebidas pueden tener el efecto contrario y contribuir a la deshidratación si se consumen en exceso. Es el caso de las bebidas azucaradas –granizados, horchatas, batidos de helado– los refrescos, los zumos de frutas procesados y los alimentos ricos en sal, grasas saturadas o azúcares añadidos, que pueden aumentar la pérdida de líquidos en el cuerpo. El alto contenido de sodio en los alimentos procesados puede desencadenar la deshidratación si no se compensa con una ingesta adecuada de líquidos. De ahí que sea fundamental moderar su ingesta y priorizar opciones más saludables.
En contraposición, al aprovechar las opciones de alimentos y bebidas ricos en agua, podemos mantener nuestro cuerpo fresco y energizado incluso en los días más calurosos. Recordemos ser conscientes de nuestras elecciones alimenticias y priorizar opciones saludables que nos ayuden a mantener un equilibrio hídrico óptimo.
Alternativas saludables para beber más agua
Agua de frutas
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Combina limón con albahaca o fresa con menta y añádelas a una jarra con agua y hielo para crear deliciosas y refrescantes bebidas que te ayudaran a sobrellevar el calor del verano.
Smoothie de frutas y espinacas
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Mezcla frutas frescas con verduras de hoja verde –la espinaca, por ejemplo, se adapta de maravilla al sabor de la fruta– y un toque de miel o jengibre para obtener una bebida que te dará un impulso de energía y vitalidad.
Agua de coco con piña
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Mezcla agua de coco con zumo de piña, mango o maracuyá para una bebida rica en electrolitos que contrarrestará los efectos negativos del sodio en el cuerpo y relajará los vasos sanguíneos.