¿Existe la depresión posvacacional?
Cuando volvemos al trabajo tras un largo periodo de vacaciones podemos sentirnos ansiosos, agotados y desmotivados. Estos síntomas se conocen popularmente como depresión posvacacional. Pero ¿qué dice la ciencia sobre todo esto?
Se denomina depresión posvacacional a la apatía y/o ansiedad que presentan algunas personas tras reincorporarse a su puesto de trabajo después de haber disfrutado de un largo periodo vacacional. Se trata de una respuesta de nuestro cuerpo hacia un ambiente laboral, normalmente negativo, que asociamos con la presión y el tedio. Los científicos discrepan acerca de este fenómeno y, por tanto, no se considera una enfermedad psicológica, sino un proceso de adaptación fallido. Un síndrome de los tiempos modernos ocasionado, sin duda, por nuestro actual estilo de vida.
Suele ser temporal y durar menos de dos semanas, pero si no se gestiona correctamente, puede acarrear fuertes problemas psicológicos, como la depresión o ataques de ansiedad recurrentes. Entre los principales síntomas encontramos dificultad para conciliar el sueño, sensación de desidia, fatiga, tristeza, angustia e irritabilidad.
Las personas insatisfechas con su condición laboral, ya sea por estrés, problemas de conciliación con la vida familiar, ambiente hostil en el trabajo o cualquier otro motivo que genere una asociación negativa entre individuo y trabajo, son las más propensas a sufrir depresión posvacacional. También son más propensas a sufrirla las personas con mayor necesidad de control o que ya partan de una patología psicológica previa, como la ansiedad o la depresión.
¿Cómo prevenir la depresión posvacacional?
Es aconsejable prepararnos mentalmente unos días antes de volver al trabajo. Conviene, por tanto, que las últimas jornadas de las vacaciones sean relajadas y volver a casa unos días antes de reincorporarnos, para habituarnos a la rutina. Debemos normalizar nuestro horario de forma progresiva, evitando irnos a dormir muy tarde, ya que trasnochar podría ocasionarnos problemas para conciliar el sueño y/o fatiga diurna una vez volvamos a nuestro horario habitual. Si los hemos descuidado durante las vacaciones, es importante, además, retomar los buenos hábitos de salud, como hacer ejercicio y comer fruta y verdura.
Una vez de vuelta a la rutina, priorizar tareas es fundamental para evitar sufrir episodios de ansiedad. A la vuelta de las vacaciones, nos encontraremos con un montón de trabajo pendiente al que no podremos dar solución el primer día. Es importante poner las tareas en orden de relevancia y urgencia, y ejecutarlas de una en una sin presionarnos.
También es muy importante disfrutar al máximo de los ratos de ocio de los que dispongamos tras finalizar la jornada laboral. Aunque ya no estemos de vacaciones, es igual de necesario saber desconectar y disfrutar entre semana para evitar el síndrome del burnout. Por ejemplo, hacer deporte nos ayudará a relajarnos y a producir las endorfinas que necesitamos para subir nuestro estado de ánimo. Además de cuidar nuestra dieta, es aconsejable evitar el alcohol y la cafeína, bebidas que podrían aumentar la sensación de ansiedad y depresión.
En definitiva, no hay consenso médico sobre la depresión posvacacional, por lo que, por ahora, no se considera una enfermedad, sino un proceso de adaptación fallido. Enfrentar el final de las vacaciones y el retorno a la rutina puede ser complicado, por tanto, es aconsejable prepararnos mentalmente y volver a nuestro horario habitual unos días antes de reincorporarnos al trabajo para prevenir las posibles consecuencias psicológicas adversas.