
¿Qué es el oído de nadador?
Este problema, cuyo término clínico es otitis externa, puede provocar molestias intensas e incluso complicaciones si no se trata adecuadamente.
Con la llegada del buen tiempo y la temporada de baños en piscinas, ríos y playas, se multiplican los casos del llamado oído de nadador. Aunque su nombre pueda sonar inofensivo, esta afección, cuyo término clínico es otitis externa, puede provocar molestias intensas e incluso complicaciones si no se trata adecuadamente.
Afecta tanto a niños como a adultos, y se produce cuando el conducto auditivo externo se inflama, generalmente por la presencia de agua, bacterias o incluso restos de productos químicos tras largas exposiciones al agua. La buena noticia es que se trata de un problema que, en la mayoría de los casos, puede prevenirse fácilmente si se conocen sus causas y se toman medidas básicas de protección.
Qué es el oído de nadador y cómo se manifiesta
Hablamos de una inflamación del canal auditivo externo, el tubo que conecta el exterior de la oreja con el tímpano. A menudo está causada por la retención de humedad tras nadar o ducharse, lo que crea un entorno propicio para la proliferación de bacterias u hongos. La fricción provocada por el uso de bastoncillos o el rascado del oído también puede facilitar la entrada de microorganismos.
Los síntomas principales del oído de nadador incluyen picor en el oído, sensación de taponamiento, enrojecimiento, dolor –que puede empeorar al tocar el pabellón auricular o al masticar– y, en algunos casos, secreción de líquido. Si no se trata, la infección puede avanzar hacia el oído medio o incluso extenderse a tejidos cercanos, especialmente en personas inmunodeprimidas.
Según la European Academy of Otology and Neurotology (EAONO), la otitis externa representa una de las causas más comunes de consulta otorrinolaringológica en verano, sobre todo entre nadadores frecuentes, niños y adolescentes. En la mayoría de los casos, se trata de infecciones bacterianas —principalmente, por Pseudomonas aeruginosa o Staphylococcus aureus—, aunque también pueden englobar hongos, en entornos más húmedos o tropicales.
Factores de riesgo y situaciones que favorecen el oído de nadador
Aunque cualquiera puede desarrollar esta afección, existen algunos factores que aumentan significativamente el riesgo de sufrir oído de nadador.
- El más evidente es la exposición repetida al agua, especialmente si es de piscinas mal tratadas o de agua estancada. El uso prolongado de auriculares o tapones, que pueden retener humedad, también favorece su aparición.
- Otro aspecto es la higiene excesiva. Limpiar los oídos con bastoncillos u objetos similares puede dañar la piel del canal auditivo y eliminar la cera natural, que actúa como barrera protectora frente a las infecciones.
- Del mismo modo, padecer dermatitis, eccema o psoriasis puede comprometer la integridad de la piel del conducto auditivo y hacerlo más vulnerable.
Un estudio publicado por la World Health Organization (WHO) sobre salud auditiva confirma que la humedad continua y las lesiones en la piel del oído son factores desencadenantes frecuentes de otitis externa, especialmente en climas cálidos y húmedos o en contextos con malas condiciones higiénicas.
Tratamientos: cómo aliviar los síntomas
El tratamiento del oído del nadador depende de la gravedad de los síntomas y de si la infección es bacteriana o fúngica. En los casos leves, puede bastar con secar bien el oído, evitar nuevas exposiciones al agua y aplicar gotas con propiedades antisépticas. Sin embargo, la mayoría de los casos requieren el uso de gotas antibióticas, que suelen combinarse con corticoides para reducir la inflamación.
En situaciones más graves, cuando hay dolor intenso, fiebre o complicaciones, el médico puede recetar analgésicos por vía oral e incluso antibióticos sistémicos. Es importante no automedicarse ni utilizar gotas caseras sin indicación profesional, ya que algunos productos pueden dañar el tímpano si hay perforaciones previas.
Los especialistas también recomiendan evitar el uso de auriculares o tapones durante el tratamiento, y no introducir objetos en el oído que puedan irritarlo más. En determinados casos, se puede valorar la colocación de drenajes o medidas profilácticas específicas bajo control médico.
Prevención: cómo proteger nuestros oídos del agua
La mejor estrategia contra el oído del nadador es la prevención. Algunos hábitos sencillos pueden marcar la diferencia y evitar semanas de molestias. Entre ellos, destacan secarse bien los oídos después de nadar (inclinando la cabeza para facilitar la salida del agua), utilizar toallas limpias y suaves, y evitar el uso innecesario de bastoncillos.
Para las personas que practican natación de forma habitual, el uso de tapones diseñados específicamente para evitar la entrada de agua puede ser una medida eficaz, siempre que se utilicen correctamente y se mantengan limpios. También es recomendable evitar nadar en aguas contaminadas y ducharse después de salir del agua.